Pese al fuerte revés de Dilma en el Senado, el PT no se resigna

RÍO DE JANEIRO.- La esperanza es lo último que se pierde, pero los apoyos en el Congreso ya parecen haberse evaporado para Dilma Rousseff. En una histórica sesión en plena madrugada de ayer, con el país absorto en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el Senado de Brasil aprobó por 59 votos a favor y 21 en contra la apertura del juicio político para destituir a la ya suspendida mandataria a fin de este mes.

Sin terminar de resignarse, el Partido de los Trabajadores (PT) recurrió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con una demanda en contra del proceso, que insistió en calificar de "golpe".

La aplastante decisión supuso una seria derrota para Dilma, acusada de manipulación de las cuentas públicas, que confiaba en un resultado más parejo para enfrentar con mayores chances la votación final sobre su impeachment en el plenario de la Cámara alta. Era sólo necesaria una mayoría simple (41 de los 81 senadores) para dar luz verde al proceso, y ese umbral fue superado con holgura.

Para la votación final, con los debates programados para empezar dentro de por lo menos diez días y con la perspectiva de que duren varias sesiones, se requerirá una mayoría calificada, es decir, 54 votos. El escaso respaldo que Dilma obtuvo ayer apunta a que revertir el resultado será un gran desafío.

Prácticamente confinada a la residencia presidencial oficial del Palacio de la Alvorada desde que fue suspendida de sus funciones también por el Senado, el 12 de mayo, la presidenta reconoció a sus asesores que se sentía "decepcionada" por ser el segundo jefe de Estado de Brasil en ser sometido a un impeachment, después de Fernando Collor de Mello, en 1992. A diferencia de aquel antecedente, esta vez la acusación no está relacionada con actos de corrupción -pese a que el escándalo de sobornos en Petrobras salpicó a todo su gobierno-, sino con violaciones administrativas de la ley de presupuesto y maniobras fiscales para esconder el déficit.

Si en la votación final la moción por la destitución cosecha los 54 votos necesarios, Dilma quedará de inmediato destituida e inhabilitada para presentarse a cualquier cargo electivo por ocho años. El presidente en ejercicio, su distanciado ex vicepresidente Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), sería entonces investido en el cargo de forma definitiva hasta el fin del actual mandato, que termina el 31 de diciembre de 2018.

Para los defensores de la presidenta, se trata de un "golpe...

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