Pesca ilegal y mafias: la desesperada lucha de un biólogo por salvar de la extinción a la vaquita marina

La vaquita marina está en peligro de extinción. Foto: PROFEPA

En el país distópico que a veces parece México, un biólogo tiene que exiliarse tras recibir amenazas por tratar de evitar la extinción de la vaquita marina, un pequeño cetáceo del Alto Golfo de California. Su aparentemente inofensiva labor choca con los intereses del crimen organizado, cuyos tentáculos alcanzan casi todas las actividades extractivas del país: la tala clandestina, la explotación minera… y la pesca ilegal .

La vaquita no es el objetivo de los criminales, es solo un daño colateral, ese eufemismo llamado pesca incidental. Lo que ellos buscan con sus depredadoras redes es la totoaba, un pez cuya vejiga natatoria es codiciada por sus supuestos poderes afrodisíacos en China, donde se pagan hasta 60.000 dólares por ella. Más que la cocaína.

"Es una guerra entre la pesca ilegal y nosotros, que estamos tratando de proteger a la especie", dice desde su exilio Diego Ruiz Sabio. Prefiere no desvelar a dónde se fue, pero se puede decir que lejos. Lo suficiente como para evitar engrosar las listas de defensores del medio ambiente asesinados en México.

Ruiz Sabio sigue siendo, aún en la distancia, codirector del Museo de la Ballena de La Paz, en Baja California Sur. La institución se ha dedicado durante años a retirar las redes de enmalle que usan los pescadores furtivos, en las que se queda atrapada y muere la vaquita, el mamífero marino más amenazado del planeta.

Pero en la pulseada entre los ambientalistas y la delincuencia organizada va ganando esta última. Un crucero de observación financiado entre otros por el Museo de la Ballena reveló en diciembre pasado que la población de vaquitas sigue desplomándose. Ahora se estima que quedan entre siete y ocho, frente a las diez de 2019.

La caída en los números de la marsopa en las últimas décadas ha sido estrepitosa, brutal. Si en 1997 existían casi 600 vaquitas, en 2016 eran 60. Solo un año después, cayeron a la mitad. Por aquellos tiempos el mercado chino se daba cuenta de que la totoaba, endémica de las mismas aguas que la vaquita, se asemejaba mucho a un pez utilizado en su medicina tradicional que se extinguió por sobreexplotación. Y se convirtió en su sustituto perfecto. Entonces comenzó una depredación feroz controlada por el crimen organizado que ha llevado también a la totoaba al peligro de extinción .

En noviembre pasado, durante el crucero de observación , los científicos contaron en un solo día 117 barcos pescando...

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