Persecución en Turquía

Luego del frustrado golpe de estado militar del pasado 15 de julio, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogán, dispuso el estado de emergencia, suspendiendo así las libertades civiles y políticas en el país.

El autoritarismo del gobierno es muy anterior al fallido intento militar para desplazar a su cabeza del poder y se profundiza rápidamente y en varios frentes. Numerosas acusaciones de observadores independientes, como las de Amnistía Internacional, hablan de torturas, humillaciones y malos tratos a los detenidos. Esto comprende no sólo a los militares que se complotaron sino también a los líderes de la minoría kurda, hoy nuevamente perseguida por Erdogán, junto con todos aquellos a quienes se califica arbitrariamente de enemigos.

Los medios de comunicación masiva no escapan al control, lo que obviamente supone restringir las libertades de opinión, expresión y prensa. Por temor a las ideas de los disidentes, en lo que debe ser también denunciado como una persecución inaceptable, se acaban de librar decenas de órdenes de arresto contra periodistas por la sola sospecha de que pronto podrían ser seguidores del anciano predicador Fethullah Gülen, exiliado desde hace años en los Estados Unidos.

Entre los ahora requeridos aparece una figura de...

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