Un periodista renegado

La vida de , de un tiempo a esta parte, se divide en malos momentos y en peores. Desde que intenta una ligera http://www.lanacion.com.ar/1642186-jorge-capitanich-debuta-en-el-congreso-como-jefe-de-gabinete-de-cristina-kirchnerdel Gobierno, que procura limar sus aristas más ásperas, el perfil talibán del canciller quedó más en evidencia.Ni sus planteos contra el proteccionismo desde Bali lo salvarían de quedar a un lado si avanza la renovación en cuotas del gabinete, que se viene operando desde que se instaló el part-time presidencial. Por lo pronto, la propia instruyó a su vicecanciller para que protestase porque Obama osó comparar a Jamaica con la Argentina.Aunque es difícil imaginar un final feliz para el acuerdo con Irán, ese delgado hilo lo mantiene atado con fragilidad al sillón máximo del Palacio San Martín. Al menos, el juez Rodolfo Canicoba Corral acaba de http://www.lanacion.com.ar/1644798-ratifican-la-validez-del-acuerdo-con-teheranal considerar improcedente el amparo presentado por la AMIA y la DAIA contra el memorándum de entendimiento. Tal vez también pueda departir con su par iraní en las tribunas del Mundial.Ciertos hechos que Timerman no puede dominar, sin embargo, lo sumergen otra vez en peligrosas arenas movedizas.El lunes, en este diario, Martín Dinatale dio cuenta de las denuncias por reducción de salarios, charlas de adoctrinamiento y manejos económicos poco transparentes que se están dando en el seno de la Cancillería. UPCN lleva contabilizadas más de 20 denuncias por maltrato y 60 por acoso laboral. Agrega que sobre 104 directores de carrera, 63 fueron desplazados para ocupar esas vacantes con gente de confianza de Axel Kicillof y también de La Cámpora.La diputada Elisa Carrió, antigua camarada de Timerman, presentó una denuncia penal contra la Cancillería. El tío abuelo de la dirigente política, Genaro Carrió, fue quien en los 70 llevó adelante la estrategia judicial que permitió ponerle fin al calvario impuesto por la dictadura militar a Jacobo Timerman, el célebre padre de Héctor, hacedor de fundamentales éxitos periodísticos del siglo XX.El pequeño Timerman, el libro que acaba de publicar Gabriel Levinas, con la colaboración de Sergio Serrichio, es una filosa biografía sobre el canciller. Sólo alude a Jacobo indirectamente al rotularlo como diminuto a Héctor. Cuenta entretelones y recuerdos incómodos del controvertido funcionario.El peor de todos es su infeliz paso como muy joven director (tenía entonces sólo 22 años) del...

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