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Alguna de las revoluciones producidas en el Magreb en el siglo XXI fue azuzada desde dispositivos celulares, al punto de afirmarse que tuvieron en su gestación una influencia de dimensión napoleónica. Las redes globales pueden generar fenómenos notables. Eso está fuera de dudas.

Faltaría reflexionar algo más, tal vez, sobre si una concertación de voces provenientes de distintos espacios puede producir, por los motivos que fueren, estampidas colectivas como la que un solo individuo provocaría con sólo alzar la voz, en la oscuridad de una sala de espectáculos, y gritar, porque sí, "¡Fuego!". Las experiencias de esa índole han sido estudiadas con relación a otro tipo de medios, como la radio, desde hace casi 80 años. Fue a raíz del suceso protagonizado en la CBS por Orson Welles, cuando sin proponérselo desencadenó un pánico generalizado al poner al aire, con singular realismo, su adaptación de La guerra de los mundos, la novela de H. G. Wells sobre la invasión al planeta por parte de seres extraterrestres.

La capacidad humana de hablar hasta de modo estentóreo no debería merecer condenas porque alguien la use en la más espeluznante de las circunstancias. Tampoco debieran vedarse las creaciones más avanzadas de la tecnología de las comunicaciones por el destino discutible que se les hubiese conferido, no importa si por decisión individual o concertada. Es más antigua aún, en ese sentido, la hipótesis sobre el automóvil que fuera puesto en la picota pública por haberse atropellado con él a un transeúnte.

Pero convengamos que cualquiera de esos supuestos subraya, por vía indirecta, la tranquilidad que supone el que haya entre nosotros gentes preparadas para obtener de la técnica y la tecnología lo mejor que éstas se hallan habilitadas para brindarnos. El tema central, en todos los órdenes del conocimiento, seguirá siendo el de la previsibilidad. Uno de sus capítulos es el de la confianza en quienes dedican parte sustancial de la vida a una actividad creativa y lo hacen con profesionalismo y honestidad de procedimientos.

En la hora de la más intensa democratización informativa que jamás se haya experimentado, hay voces que en lugar de pregonar para todos el hábito del rigor en lo que se dice y cómo se dice, pugnan, en cambio, por mediatizar a esta altura el papel histórico de los medios que han hecho un oficio del arte de la información. Hay nuevos y decisivos actores en las redes globales, pero qué sería de ellos sin el aprovechamiento de los...