La peor crisis entre el Gobierno y la Justicia

Es probable que a fin de año ya no sean jueces Jorge Ballestero y Eduardo Farah. Por primera vez en la historia, la Corte Suprema pidió que se investigue a esos dos jueces porque habrían conspirado, dice sin decirlo, para conformar un tribunal decidido a beneficiar a Cristóbal López. Antes, el oficialismo en el Consejo de la Magistratura resolvió llevar a Ballestero y Farah al enjuiciamiento político para ponerles fin a sus carreras judiciales. Aunque en este caso parecen dos instancias que confluyen en una misma dirección, la relación entre el gobierno de Macri y la Corte Suprema atraviesa por un momento de extrema tensión. Desde las decisiones del máximo tribunal que comprometieron los juicios orales a Cristina Kirchner hasta un próximo pronunciamiento de la Corte sobre la reforma previsional, todo cavó (y cavaría) una profunda fosa entre los jueces supremos y la máxima autoridad política del país.

La Corte sabe, aunque no lo dice en su documento, que la elección de Farah como juez subrogante fue una arbitrariedad de Ballestero. Nunca el tribunal se metería en la elección de un juez si no estuviera seguro de que existieron serias irregularidades. La resolución sobre López no tenía mayoría (Ballestero quería favorecerlo y Leopoldo Bruglia, el otro juez titular, sostenía la posición contraria) en una Cámara integrada solo por dos jueces después de la destitución de Eduardo Freiler. Ballestero, que funge como presidente de la sala, firmó una resolución por la que convocó a Farah; adujo que este había actuado en una causa conexa de improbable conexión. Bruglia se negó a firmar esa resolución. Ballestero rechazó, a su vez, la única decisión correcta: sortear al juez faltante entre Farah y Martín Irurzun, miembro de la otra sala de la Cámara Federal. Irurzun tiene jurisprudencia propia sobre la necesidad de perseguir sin indulgencias los delitos de corrupción. Es decir, Ballestero decidió quién lo acompañaría en la firma de una resolución que puso en libertad a Cristóbal y cambió la carátula de su causa contra la opinión de un tribunal superior, la Cámara de Casación. Por eso, Elisa Carrió sembró la sospecha de que habían existido sobornos y revisó la historia de la fortuna personal de Ballestero.

El Consejo de la Magistratura sorteará ahora al consejero que llevará la instrucción contra Ballestero y Farah luego de la virtual denuncia de la Corte Suprema. Consejeros cercanos al oficialismo dijeron que ellos se sumarán a la instrucción, sea...

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