El peligro de una oposición desordenada

Larreta y Vidal, en Tigre

El árido desierto que cruzó durante cuatro años convirtió a Cristina Kirchner en peor de lo que era hasta 2015. Más radicalizada, más mandona y más vengativa. La derrota y los reveses judiciales de esos años en la intemperie la convencieron de que solo en el poder estará tranquila. Necesita cambiar todo, las instituciones y la economía. Al revés de lo que aseguró Néstor Kirchner en 2003 (otra cosa es si cumplió la promesa), Alberto Fernández dejó sus ofertas electorales y sus principios en la puerta de la Casa de Gobierno. Las denuncias penales contra los dirigentes de la oposición, en causas perfectamente armadas, se acumulan en los tribunales. Un principio de colonización cristinista de la Justicia Electoral puede percibirse cuando son nombrados dos jueces cruciales para el control de las elecciones; los dos responden a esa facción política. Uno es Alejo Ramos Padilla , juez electoral de La Plata con jurisdicción en la monumental provincia de Buenos Aires; el otro es Daniel Bejas , designado en la clave Cámara Nacional Electoral, la máxima autoridad electoral del país. Solo la falta de mayoría propia en la Cámara de Diputados impidió que el cristinismo reformara la Justicia, designara a un fanático propio como jefe de los fiscales y avanzara aún más en la destrucción institucional del país. " Estamos a siete votos de Venezuela", estalló Mario Negri .

Negri lidera el bloque de Juntos por el Cambio en Diputados y achicó un poco el número que le falta al cristinismo. En realidad, el oficialismo necesita 12 votos para tener quorum propio en esa cámara (tiene 117 diputados y necesita 129). Veterano de muchas guerras parlamentarias, Negri sabe que si el cristinismo tuviera siete bancas más le resultaría muy fácil lograr cinco votos adicionales entre los muchos que ofrecen sus servicios al vencedor. Llama la atención, en ese contexto, una oposición invertebrada, con media docena de candidatos presidenciales para dentro de dos años y más dispuesta a mirarse el ombligo que a observar lo que sucede en el país. Dentro de tres meses sucederán las primarias de las elecciones legislativas de mitad de mandato, que culminarán con las elecciones generales de noviembre. Esos comicios podrían resultar en un virtual empate y dejar al Congreso como está. O podrían inclinar la balanza hacia una mayoría del Gobierno o de la oposición, sobre todo en la Cámara de Diputados.

Un eventual triunfo del oficialismo disciplinaría a jueces que...

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