Pausa: para recuperar energías y reenfocar el objetivo

LA SERENA.- Después de tres partidos en una semana, el plantel del seleccionado ayer se desenchufó por completo de lo que es un campo de fútbol (ver página 4 cómo vivió el domingo). Nada de calzarse botines ni de ejercicios con la pelota. El primero de los seis días de pausa hasta el choque ante la Colombia de José Pekerman por los cuartos de final ayuda a reponer energías, despejar un poco la mente y focalizarse en el último esfuerzo, ya en el tramo decisivo de la Copa América.

Se presenta una situación un tanto contradictoria, ya que no hay lesionados (Sergio Agüero está recuperado del golpe en el hombro izquierdo y llegará sin inconvenientes), pero la respuesta física del equipo despierta cierta inquietud. A la Argentina los partidos se le están haciendo demasiado largos, como si le sobraran minutos. Se desinfla. Pueden ser 15, 20 minutos, siempre los últimos del partido. Gerardo Martino lo reconoció tras la desdibujada imagen que dejó el seleccionado en el cierre del 1-0 a Jamaica: "Otra vez veo que hay una merma física".

El seleccionado está convencido de una idea futbolística, de un estilo, al que no le está sacando suficiente rédito, le dificulta resolver los partidos con tranquilidad, sin pasar zozobras, como le ocurrió en toda la etapa clasificatoria. Martino tiene claramente visualizado cuál es el inconveniente: "La intención de juego del equipo demanda una movilidad constante para que haya posibilidades de pase y elaboración, y es también un desgaste muy grande tratar de recuperar la pelota lo más rápido y arriba posible. Quizá nos esté faltando un poco de físico para terminar los partidos de la misma manera en que jugamos 70, 75 minutos. Sostener la pelota requiere mucha cantidad de pases y si no hay movilidad, es muy difícil que haya pase. Entonces terminamos sacándonos la pelota de encima, creyendo que es la solución y sólo estamos profundizando el problema". De la vocación por el pase da cuenta un dato que quedó tras Jamaica: con 655 pases correctos de 719 dados, la Argentina estableció un récord en el torneo.

Pero cuando sube el ácido láctico, las piernas se agarrotan y los pulmones no oxigenan debidamente los músculos, la Argentina se queda sin la pelota y ahí se empieza a sentir desamparada, irreconocible. Sabe jugar siendo valiente, ambiciosa, le cuesta el retroceso. La situación sería menos preocupante si el equipo aprovechara sus muy buenos momentos, si tradujera en goles el alto porcentaje de posesión (un mínimo de 68...

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