Paul Johnson, el historiador por excelencia

Paul Johnson, el historiador por excelencia

Acaba de morir a los 94 años quien escribió y publicó nada menos que cincuenta obras de peso , no solo en sentido intelectual, sino en sentido literal pues algunos de sus libros llenan las mil páginas. Tal vez sus trabajos más conocidos sean su historia del mundo moderno, su texto sobre Estados Unidos, sus reflexiones tan sesudas sobre los judíos, su magnífico escrito sobre Napoleón, sus anotaciones suculentas sobre el origen de la modernidad, la historia del cristianismo, su impresionante historia del arte y sus confesiones sobre el sentido de la religiosidad. Pero estos ocho libros apenas sobrepasan el diez por ciento de su notable producción. Antes he escrito sobre este titán de la historia, pero es del caso reiterar lo dicho debido a nuevos debates suscitados en torno a este personaje.

Lo invité en abril de 1991 a dictar conferencias cuando fui rector de Eseade. Lo había conocido unos años antes en la Universidad de Cambridge, pero en esta ocasión me encontré más de cerca con un personaje que además de ser un muy prolífico autor era de una calidez notable. En la visita de referencia a Buenos Aires me dedicó su libro Enemies of Society , dedicatoria que comienza "To my friend", en esa obra apunta los errores del estatismo y la emprende con argumentos de gran solidez contra intelectuales tipo Herbert Marcuse y en general todo el marxismo y sus imitadores. Uno de los capítulos lleva el sugestivo título "Schools for Atilas", donde critica sistemas educativos autoritarios. También en ese libro se detiene a subrayar la importancia del lenguaje y lo disolvente que resulta para el pensamiento y la comunicación el degradarlo (parece escrito para hoy en relación con sandeces como el denominado "lenguaje inclusivo" y otras barrabasadas). Escribe en este contexto: "Aquellos que valoran el sentido de las palabras valoran la verdad y aquellos que tuercen el sentido del lenguaje estarán inclinados a propósitos antisociales."

Paul, en su época juvenil, era de izquierda, por lo que fue editor de The New Stateman hasta que renunció al Partido Laborista y se mudó al Conservador, al tiempo que denunciaba "el espíritu corporativista y totalitario" del estatismo que había comenzado a beber en su colegio de jesuitas, un cambio luego influido principal -aunque no exclusivamente- por Karl Popper. El 2 de septiembre de 1984 pronunció una magistral conferencia en la reunión de la Mont Pelerin Society, en la Universidad...

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