'La patente'. Secretos de las coimas de las empresas de colectivos

"La patente". Esa era la clave que durante años usaron los empresarios de colectivos de la Argentina para referirse al pago que, mes a mes y durante años, realizaron a para que luego este derivara a . La coima tiene sus códigos; "la patente" era uno de ellos.Algo ya fue dicho en cuando Aldo Roggio, el exnúmero uno de Benito Roggio, a su vez dueño de la compañía , se refirió a la devolución del 5% de los subsidios que recibían. Fue entonces cuando se abrió en el expediente el capítulo transporte, que, por ahora, no avanzó. Luego se sumó Gabriel Romero, del Grupo Emepa, controlante de la hidrovía del río Paraná y concesionario de Ferrovías, que aceptó ante el fiscal haber pagado 600.000 dólares para que se firmara un decreto.Pero los silencios no son tan pétreos como lo fueron y hay varios que ya cuentan, y amenazan con relatarlo en Comodoro Py, la parte que todavía la Justicia no sabe sobre cómo iban, pero sobre todo cómo venían, grandes porcentajes de dinero que se utilizaban para subsidiar el transporte colectivo de toda la Argentina.Cuando llegó a Buenos Aires se alojó en un hotel sindical ubicado en pleno centro. El , histórico dirigente de la Uatre, el gremio de los trabajadores rurales, fue el encargado de ser el anfitrión del funcionario cordobés. Desde entonces Jaime no paró de crecer en poder, dinero e influencias. Aquellos días se apoyó en un par de empresarios del transporte, quienes le enseñaron el abecé del sector.Jaime fue un buen alumno y aprendió rápido. Al poco tiempo, aquella caja que salía de la Nación y que se repartía entre los colectiveros de la Argentina de acuerdo con una declaración jurada que ellos mismos hacían le empezó a dar dividendos a la estructura que manejaba Néstor Kirchner.Uno de los transportistas que hicieron de maestros del recién llegado le puso algunas condiciones al entonces secretario de Transporte. "A mí no me vas a tarifar", le dijo. Le ofreció, en cambio, poner un intermediario. "Si querés, te pongo a alguien y vos arregla con él", finalizó. Surgieron así un par de cámaras que agrupaban a ciertas empresas. Las más grandes, que nunca se llevaron del todo bien, se dividieron en, al menos, dos entidades de dueños de empresas de transportes locales y dos de larga distancia. Esos dirigentes recolectaban el dinero de sus asociados. Así nació "la patente", que era el porcentaje que los empresarios le daban a Jaime. No quedaba todo ahí. Como se puede ver en las pruebas colectadas en la causa de los...

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