¿Qué pasó con el virrey Cisneros luego de la Revolución de Mayo?

Don Baltasar Hidalgo de Cisneros

Don Baltasar Hidalgo de Cisneros y la Torre Cejas y Jofre vivió en el fuerte de Buenos Aires hasta el 24 de mayo, junto con su espléndida mujer, doña Inés Gaztambide y Ponce. Pero en cuanto fue desplazado, alquiló una casa en la actual calle Bolívar 553, entre Venezuela y México. Tenía con qué pagarlo, ya que continuó cobrando sus haberes, de acuerdo con lo resuelto por la Junta. Pero su estadía en la Buenos Aires revolucionaria iba a ser corta.

Cerró mucho su núcleo de amistades. Solía reunirse con Antonio Caspe, Francisco Anzoátegui, Manuel Villota, Manuel de Reyes y Manuel de Velazco, integrantes de la Real Audiencia, el más alto Tribunal de Justicia de Buenos Aires. Esta situación planteó cierta tirantez con el gobierno que recién había asumido. Entre el 7 y el 9 de junio tomó estado público un cruce de notas entre la Real Audiencia y la Primera Junta. Los magistrados le hacían ligeros planteos a la Junta que encendieron la chispa. Las repercusiones por esas notas fueron inmediatas.

Cerca de la medianoche del 10 de junio, cinco hombres con sus rostros cubiertos con pañuelos, protegidos a la distancia por un pelotón de cuatro soldados y un oficial, destrozaron los ventanales del hogar del fiscal del crimen Antonio Caspe, cuando el hombre se regresaba a su casa. Le dispararon y lo golpearon con sables, ocasionándole tres heridas en la cabeza. El fiscal quedó tendido en el piso. Su familia pensó que había muerto. Pero vivía. Según expresó en un informe la víctima, su mujer se desmayó del susto.

A sólo tres semanas de asumir la Primera Junta, ya se topaba con una acción que ponía en juego la capacidad de controlar los hechos y las personas.

A pesar de que se dijo que la agresión estuvo relacionada con el cruce de notas entre la Audiencia y la Junta, algunos atribuyeron la brutalidad a otro hecho. El lunes 28 de mayo, Caspe se había presentado en el fuerte para jurar obediencia al nuevo gobierno, junto con el resto de los integrantes de la Real Audiencia, del Consulado, del Cabildo y de otros organismos. El fiscal llamó la atención por haber acudido al acto con un escarbadientes en la boca. No fue el único imprudente. Otro de los tribunos, Manuel de Reyes, "hizo ostentación de limpieza de uñas durante la ceremonia", según un informe que publicó el nuevo gobierno.

Nadie demostró mucho ánimo de investigar el atentado del 10 de junio. Sobre todo porque Caspe prefirió no hacer la denuncia. de todos modos, no pasó...

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