Un paso hacia la eliminación de la figura del intermediario

Por esas vueltas de la vida, la FIFA terminó siendo el mejor aliado de la AFIP. Desde hace muchos años, la Administración Federal de Ingresos Públicos intentaba desenredar la maraña de negocios y negociados que habitan en el fútbol. Específicamente, ese agujero negro que son los pases de los jugadores, ya que varios de ellos solían pertenecer a grupos económicos indescifrables en materia impositiva. En los últimos años, el porcentaje del valor de un futbolista se dividía en varios dueños de dudoso origen. Y es más: se encontraron casos de jugadores en los que los porcentuales, al ser desmenuzados, daban una insólita cuenta de más del 100%.

La idea es que esto no suceda más en un plazo corto. La FIFA había tomado una decisión en diciembre último: los jugadores deberán pertenecer a los clubes o ser ellos mismos los dueños de sus pases. La AFIP aprovechó esta situación y ayer revalidó con agrado esta notificación, tanto que se convirtió, como administración pública de un país, en una de las primeras en adherir a la causa de la entidad que rige en el fútbol. "Queremos transparentar todo. Que haya clubes ricos y no hombres de negocios ricos. Esto ayudará mucho a los clubes y es lo que nosotros queremos", dijeron en la AFIP, entidad que no tiene por costumbre poner un vocero que hable a micrófono abierto en estas situaciones.

Según la resolución 3740 publicada ayer en el Boletín Oficial, que va en sintonía con la incorporación del artículo 18 bis al Reglamento sobre el Estatuto y Transferencia de la FIFA, "los contratos que se celebren a partir del 1° de mayo de 2015 inclusive podrán conceder derechos económicos únicamente a un club de fútbol o al jugador de fútbol profesional involucrado". De esta manera, los jugadores que hoy pertenezcan a un grupo económico tendrán un año más para regularizar su situación.

Para ser claros: esto representa el fin de la venta de jugadores a empresarios, a grupos económicos o personas que nadie sabe cómo llegaron al fútbol ni qué rol juegan en el ambiente. No sucederá más, tampoco, que oportunistas de ocasión compren a juveniles que ni siquiera debutaron en primera. Por ejemplo, y tal como sucedía habitualmente, un grupo empresario no podrá comprar la ficha de un jugador para cederlo a un club y apostar por una futura gran venta al mercado europeo. Lo que sí se mantendrá es el representante con su viejo espíritu, es decir, el de negociar los contratos de los jugadores y cobrar por ese trabajo, como sucede...

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