Otro paso para construir una Iglesia en misión permanente

ROMA.- , dos papas que "no se avergonzaron de la carne del hermano", no sólo dio a la Iglesia un mensaje de unidad y reconciliación. Al pronunciar un sermón evidentemente escrito de su puño y letra y pensado en el más mínimo detalle, también volvió a reafirmar .Un papado que apunta a una Iglesia en estado de misión permanente, una Iglesia simple, que viva la esencia del Evangelio, que no condene, sino que acompañe a los hombres del mundo moderno.Lejos de contraponer a dos papas considerados muy distintos, con sabiduría Francisco exaltó su gran energía, su alegría, la esperanza que transmitían, su determinación, que, como recordó, fue siempre superior a los arduos momentos históricos que les tocó vivir.Francisco buscó los elementos en común entre Juan Pablo II, un papa más reciente en la memoria, que gobernó la Iglesia durante casi 27 años en los que sus viajes por el planeta hicieron historia, y Juan XXIII, un papa más lejano en el tiempo, pero que al convocar el Concilio Vaticano II abrió la Iglesia al mundo moderno.El jefe de la Iglesia destacó que ambos dieron testimonio "de la bondad de Dios, de su misericordia", elemento que el ex arzobispo de Buenos Aires insiste en subrayar desde que fue elegido pontífice y que volvió a recordar ayer, que, por otra parte, se celebraba la Fiesta de la Divina Misericordia, establecida por el papa polaco.El primer papa jesuita destacó, además, que los dos nuevos santos estaban "llenos de la audacia del Espíritu Santo" y terminó su homilía llamando a seguir su ejemplo, para que la Iglesia toda sea "dócil al Espíritu Santo", especialmente en vista del...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR