Pasión efímera: la fascinación por los juguetes dura cada vez menos

Efecto dominó. Uno lo tiene y los pedidos se desatan en cadena. El nuevo objeto de deseo entre los chicos se llama spinner: un dispositivo con un mecanismo giratorio, que está integrado por un centro estable y tres paletas que giran a gran velocidad. Para los adultos, la razón de su éxito es una incógnita. Pero todos lo quieren y, en los colegios, ya es una verdadera sensación. Fue diseñado hace más de 20 años para ayudar a chicos con déficit de atención. Pero los padres lo ven como la "nueva moda" y saben, como ya pasó con otros juguetes, que la fascinación será efímera.

"Escuché hablar de este objeto tan preciado hace unas dos semanas. El hermano de mi socia ya los hace con su impresora 3D y es furor, pero aún no entiendo muy bien para qué sirve. Cuatro bulones con un plástico de color que gira y gira", dice sorprendida Fiorella Chirkes, que ya recibió el pedido por parte de sus dos hijas.

"Somos parte de una sociedad consumista, y uno entra en ese juego para que sus hijos no queden afuera", reconoce Dolores Flores Piran, que confiesa haber invertido 500 pesos en la compra de dos dispositivos para sus hijas. Y agrega: "Habría que tener la valentía de poder decir que no, pero somos padres culposos que trabajamos todo el día. Además, las modas pasan cada vez más rápido y son muy caras. Ya ni sé cuánta plata gasté en jabón y plasticola para hacer ese famoso slime". Se refiere al capricho anterior al spinner, que inundó las redes sociales con fotos, videos y tutoriales sobre cómo hacer esta masa elástica y que algunos consideran como un experimento peligroso por el uso de bórax [borato de sodio] que, según se sostiene, le da una mejor consistencia. "Mi hija no para con el slime, pero la condición es que use guantes para hacerlo -cuenta María Belén Salvador-. Y mi hijo me mandó una foto del spinner por WhatsApp hace unas semanas cuando estaba de viaje en los Estados Unidos, y se lo traje. Pero estoy segura de que en menos de un mes se aburren y aparece otra cosa."

Para Lucila Ricci, madre de Benjamín, de siete años, "el spinner, los beyblade [una suerte de trompos con lanzador] o las cartas metálicas de Pokémon no son una moda, son una manifestación de ansiedad y de satisfacción inmediata ante reiterados pedidos de nuestros hijos. Reflejan la forma en la que nos relacionamos con ellos. Creo que en lugar de pensar en el reclamo constante de nuestros hijos, los padres deberíamos revisar nuestra actitud. Tomarnos el tiempo y explicarles lo...

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