Un paseo onírico por el delicado encanto del caviar

Es joven, es muy bonita, posiblemente modelo. Viste un vestido de noche entallado, que corta sobre las rodillas. No conozco mucho de moda, pero su elegancia es evidente. Nos cruzamos en la puerta de Algodón Mansión, el hotel ubicado en Recoleta, parte de la exclusiva colección de Relais & Châteaux.

Antes de entrar, ambos nos quedamos unos segundos quietos, los ojos fijos en el flamante Maserati que está sobre la vereda. Así como no es necesario saber de moda para captar la elegancia, tampoco es necesario conocer de autos para reconocer a este ícono de la industria italiana. La joven no duda y se saca una selfie, con el auto a sus espaldas.

Así nos recibe The Caviar Experience, una noche rodeada de objetos de lujo (dentro estarán los relojes suizos Jaeger-LeCoultre, también el espumante Baron B, servido desde botellas mágnum y dos vodkas rusos, incluyendo el delicioso Beluga), pero con un protagonista excluyente: decenas de latas de caviar, dispuestas como joyas, listas para degustar. "Pero caviar verdadero, no ése que venden en los supermercados de Buenos Aires", aclara Pablo Priers, fundador de Caviar&Co y organizador de este evento.

Los de los supermercados son en realidad huevas de distintos pescados (en su gran mayoría, lumpo), coloreadas para que sean negras o rojas y procesadas con hasta un 7% de sal. Según el Código Alimentario Argentino, esas huevas pueden llevar el nombre "caviar", pero están exigidas a sumar, siempre, el pescado de donde proceden. En cambio, la palabra "caviar", dicha así, a secas, sólo puede referirse a las huevas procesadas del esturión, una familia de peces que cuenta con hasta 25 especies distintas.

"Se trata de un pez prehistórico, antediluviano, que logró sobrevivir a los cambios que experimentó la Tierra a lo largo de los últimos 250 millones de años. En el caso del beluga, una de las especies de esturión (y la que produce el caviar de mayor precio), son peces que pueden llegar a vivir más de 120 años, medir más de seis metros y pesar más de 1500 kilos", cuenta.

Cambio de vida

Pablo Priers es argentino, pero vive hace 20 años en Chile. A lo largo de estas dos décadas trabajó siempre relacionándose a la industria del lujo, sea como inspector de hoteles para el grupo editorial Condé Nast, como organizando ferias en distintas ciudades de América latina junto con las más reconocidas marcas mundiales. "Viví entre yates, helicópteros y jets privados. Fue mi manera de poder acercarme a cosas que, si no era así, no...

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