Pasando facturas

Decía un amigo: "La historia siempre se toma revancha". Y completaba la idea con una advertencia: "Ojo con lo que hacés o decís. Ahí va a estar ella para pasarte la factura". ¿Medirán esa posibilidad quienes hacen definiciones públicas como Jorge Capitanich, que dijo que ya no hay indigencia ni hambre en el país? Salvo que crean que la historia no los juzgará, resulta inconcebible que no vean que la pileta está vacía cuando se tiran del trampolín.El economista Nicolás Litvinoff recopiló hace un tiempo una serie de frases camorreras del tipo de la de Capitanich. "La inflación está muerta", por ejemplo, de Christian Zimmermann, dicha en 1980 cuando era vicepresidente del Banco Central. Otra: "Si querés que me baje los pantalones, me los bajo", de Bernardo Grinspun, en 1984. Era ministro de Economía e intentaba explicarle al FMI que el país no podía pagar los intereses de la deuda porque los militares se habían gastado las reservas. Y "El 2001 será un gran año para todos. ¡Qué lindo es dar buenas noticias!", de De la Rúa."El que depositó dólares recibirá dólares", de Duhalde fue otra afrenta inexplicable. Y, una mezcla de risa y espanto, el más reciente "Me quiero ir" de Lorenzino.Precisamente, esta columna semanal, nacida en 1996, ha...

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