La paradoja de castigar la creación de empleo formal

Eduardo Basttita, CEO y fundador de Plaza Logistica, y miembro del Comité de Coloquio IDEA 2021

John Nash nos muestra que las personas somos capaces de crear sistemas que nos perjudican a todos los que participamos del "juego". Algo así nos pasa evidentemente con la creación de empleo en la Argentina.

Necesitamos crear más empleo privado formal de calidad en nuestro país. Volver a restablecer la posibilidad de la movilidad social ascendente de los habitantes de todas las regiones. Ese debería ser el mantra que guíe cualquier debate público, nuestra visión de país y el diseño de políticas públicas.

Sin embargo, se da una paradoja estructural. De todas las decisiones que toma un empresario (cómo pensar un negocio, conseguir e invertir capital, diseñar un producto, definir roles y procedimientos, entre muchas otras), una de las más castigada económicamente y una de las más imprevisibles es la de contratar nuevos empleados.

Ese castigo cae tanto en el empresario como en el trabajador. Analicémoslo primero desde el lado de los impuestos al trabajo. ¿Cuánto cobra un trabajador en blanco por cada 100 pesos que paga el empleador en el sector automotor? Una comparación internacional muestra que en Estados Unidos el trabajador cobra 86 pesos en mano. En Perú 80. En Chile 78. En Colombia 74. ¿En Argentina? 69 pesos por cada 100. Dependiendo de las particularidades de cada trabajador es probable que el empleador además termine pagando otros 20 a 50 pesos al Estado, y las incidencias de las cargas sociales e impuestos crecen aún más cuando los 100 pesos se destinan a un incremento salarial. Las decisiones empresarias vinculadas con dar trabajo y pagar más a los empleados son fuertemente desalentadas por las políticas tributarias que imponen los mismos funcionarios y legisladores que hablan a favor de la creación de empleo.

Pero si el problema fuera solo el costo, estaríamos hablando al menos de algo mensurable. El principal problema que tiene cualquier empresa pyme para contratar un nuevo empleado es la imprevisibilidad. Ningún empresario quiere despedir a un empleado que trabaja bien. Pero a veces los negocios salen mal, muchas veces los ciclos económicos del país voltean a empresas que no pueden enfrentar las crisis de consumo o los cambios en las reglas económicas. Y hoy es literalmente imposible saber cuánto puede llegar a costar despedir a un empleado en esa circunstancia. No es 100, ni 1000. En una hoja de balance hoy ese número es un signo de...

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