El papel de la ganadería en la calidad ambiental

Por encima de las políticas gubernamentales que ajustan sus intereses a la interpretación y cumplimiento del Acuerdo de París sobre hay una conciencia mundial en marcha, con sostenido impulso juvenil, sobre la necesidad de mejorar la calidad ambiental del planeta.Toda actividad humana, incluso la de estar leyendo esta columna en la pantalla o en el papel, tiene algún impacto ambiental. La complejidad de la evaluación de los datos científicos al respecto deja aún un amplio margen para discusiones que se van haciendo interminables.Tomemos el caso de la contaminación del aire por la liberación del gas metano debido a las existencias de ganado bovino y la condición de animal rumiante. El tema ha sido abordado ya por la Mesa Argentina de Carne Sustentable, de la que participan productores ganaderos, la industria frigorífica y actores de la comercialización de ese bien de exportación, en el que nuestro país cumple un papel relevante. Con buen criterio, ese grupo de trabajo ha puesto especial foco en el balance de carbono. Frank Mitloehner, profesor de Calidad del Aire del Departamento de Ciencia Animal de la Universidad de California en Davis, ha hecho estudios que circulan a escala mundial, que indican que el metano es un gas de efecto invernadero cuya equivalencia con el CO2 es falsa: el metano está diez años en la atmósfera y luego se difumina. El CO2 proveniente de los diferentes fósiles-combustibles derivados del carbono puede acumularse, en cambio, en la atmósfera por siglos, por un milenio tal vez.Esa precisión es controvertida por otros científicos, pero no en un punto esencial: el ganado participa de solo el 4% de esa polución general y las industrias en más del 80%, del cual un 40% proviene del transporte activado por el petróleo, el gas o el carbón.Hay un carbono biogénico. Las plantas, a través del proceso de fotosíntesis debido al sol y la luz, y de trascendencia decisiva junto con los caudales apropiados de agua para la prosperidad de los cultivos, absorben carbono y liberan oxígeno. Esto ha sido explicado con lucidez por Ernesto Viglizzo, asesor ambiental del (GPPS), al hablar del balance que se produce entre el ganado y las pasturas en las cuestiones ambientales.En un sistema bovino extensivo, ha documentado que, con una carga de 0,8 cabezas por hectárea, el balance de carbono termina siendo positivo en 0,24%. En un sistema con 4 cabezas por hectárea, el saldo es negativo en 0,98%. Por el lado de las...

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