El Papa llamó en Cuba a superar 'las resistencias al cambio'

SANTIAGO DE CUBA.- En su última jornada completa en Cuba, el Papa no sólo destacó ayer los en la isla, sino que también llamó a "superar las resistencias al cambio". Fue al régimen en forma velada y en clave estrictamente pastoral, consciente de que se encuentra ante un tablero de ajedrez si bien mejorado, aún complicado.

Su segunda misa multitudinaria en Cuba tuvo lugar en la Plaza de la Revolución de Holguín, la tercera ciudad del país, cuna de los hermanos Castro, adonde llegó por la mañana tras un vuelo de una hora y veinte desde La Habana. Hoy partirá al mediodía hacia Estados Unidos, en un día en el que virtualmente unirá dos países que son como dos polos contrapuestos, enemigos durante más de medio siglo.

En la celebración, marcada por un calor húmedo infernal, mucho peor que el del día anterior porque estaba soleado, y la presencia, por segundo día consecutivo, del presidente Raúl Castro, el Papa insistió en el concepto del amor misericordioso de Jesús, que abre nuevos caminos y tiene una fuerza transformadora.

"Su amor cura nuestras miopías y nos estimula a mirar más allá, a no quedarnos en las apariencias o en lo políticamente correcto", dijo, en un discurso en el que pidió también un mayor respeto entre las personas.

Ante unas 150.000 personas que lo recibieron triunfalmente y soportaron el calor con abanicos con su imagen y la leyenda "misionero de la misericordia", el Papa centró su homilía en la fiesta litúrgica de San Mateo, el recaudador de impuestos pecador y despreciado por todos, que Jesús miró con misericordia y eligió, transformándole la vida.

Una celebración que para Jorge Bergoglio tiene un significado personal más que especial: fue justamente un 21 de septiembre de 1953, fiesta de San Mateo, a los 17 años, cuando sintió el llamado al sacerdocio. Aquel día no participó del picnic por el día del estudiante que tenía programado con sus amigos, y algo lo atrajo a un confesionario de la basílica de San José de Flores, donde durante la confesión sintió un llamado: Jesús lo había mirado, como a Mateo, con misericordia y lo había elegido. No por nada su lema episcopal y ahora pontificio es justamente miserando atque eligendo, que se traduce como "lo miró con misericordia y lo eligió".

Pero en el sermón no contó su historia, sino la de Mateo. "Celebramos la fiesta del apóstol y evangelista San Mateo. Celebramos la historia de una conversión. Él mismo nos cuenta cómo fue el encuentro que marcó su vida, él nos introduce en un...

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