El Papa llama a una mayor apertura con los divorciados

ROMA.- No hay cambios de doctrina en Amoris Laetitia (La alegría del amor), la exhortación apostólica post sinodal que escribió el sobre los desafíos de la familia y publicada ayer en medio de una gran expectativa. Pero sí hay un cambio en el lenguaje y en la misericordia que pide que tenga la Iglesia con las familias imperfectas, con las "situaciones irregulares" y con todas las personas heridas.

El documento, elaborado después de los dos encuentros de obispos, considera que esas familias deben ser integradas y acompañadas siempre, más allá de las normas y las rigideces de la doctrina.

En este marco, el nuevo texto magisterial de Francisco -publicado en pleno Año de la Misericordia- deja las puertas abiertas para una mayor integración de todos los que participan de la vida de la Iglesia "de modo incompleto", como las parejas de hecho o casadas sólo por civil, y los divorciados vueltos a casar, el tema más polémico del sínodo. Estos, en "ciertos casos", podrán acceder a los sacramentos, afirma.

"Nadie puede ser condenado para siempre, porque ésa no es la lógica del Evangelio. No me refiero sólo a los divorciados en nueva unión, sino a todos, en cualquier situación en que se encuentren", señala también el Papa en el capítulo 8 del documento, el más novedoso, titulado "Acompañar, discernir e integrar".

Esas tres palabras son la clave para entender el nuevo enfoque pastoral al que llama Francisco.

Amplia y con variados temas, de 262 páginas en su versión en español, Amoris Laetitia, sobre el amor en la familia, destaca que la conciencia individual debe ser el principio rector para los católicos a la hora de abordar temas complejos como el sexo, el matrimonio y la vida familiar, y no frías normas escritas. "Hemos sido llamados a formar conciencias, no a reemplazarlas'', sentencia el Papa.

Dividida en nueve capítulos y un total de 325 párrafos, esta virtual guía para la familia, que no caerá bien en sectores conservadores, llama a evitar "creer que todo es blanco o negro". Y, significativamente, afirma que "ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal".

En un lenguaje simple y directo, y de a tramos poético -cita a Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Mario Benedetti, Martin Luther King, Erich Fromm y la película La fiesta de Babette-, el Papa habla como un pastor que escuchó durante sus más de 50 años de sacerdote y obispo en Buenos Aires historias reales...

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