El Papa se dio uno de sus grandes 'lujos': confesar a jóvenes

RÍO DE JANEIRO.– "Dios no se cansa nunca de perdonar. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. No nos cansemos, volvamos a pedir perdón." http://www.lanacion.com.ar/1604662-con-un-encuentro-con-jovenes-arranca-el-quinto-dia-del-papa-en-brasiltuvo eco ayer, durante un encuentro con jóvenes en la quinta Boa Vista, donde el Papa pudo hacer la segunda actividad que más le gusta en la vida después de andar por la calle: confesar.Cinco jóvenes, tres de ellos brasileños, una venezolana y una italiana, fueron los elegidos para abrirle su corazón y contarle sus pecados. El predio en el que se realiza la feria vocacional fue cerrado al público. A las 9.30, Francisco se trasladó hasta el "confesódromo", un complejo de confesionarios en el que todos los días de la http://www.lanacion.com.ar/1604464-francisco-ante-una-multitud-esta-semana-rio-se-convierte-en-el-centro-de-la-iglesiaimparten el sacramento de la reconciliación en forma simultánea y en seis idiomas unos 60 sacerdotes.http://www.lanacion.com.ar/1604759-papa-francisco-llego-a-copacabana-para-iniciar-el-via-crucis-en-el-marco-de-su-historica-visse ubicó en uno de los confesionarios, diseñados con la forma del Corcovado de Río, y recibió al primero de los jóvenes, que le contó sus pecados a través de la grilla blanca. Los jóvenes fueron elegidos por sorteo, de entre unos 3000 que se inscribieron, según relató el padre Leonardo López Souza, responsable del confesionario. Con los cuatro jóvenes que vinieron después, fue distinto. Francisco decidió escucharlos de frente. Mirándolos a los ojos.Pocos días antes de que comenzara su visita a Río, el Papa había contado que una de las cosas que más extrañaba de su vida anterior era el poder confesar a los jóvenes, como siempre lo hacía en Buenos Aires y en todas las peregrinaciones de las que participaba. ¿Por qué? Para él, poder escuchar de primera mano las luchas que enfrentan a diario los jóvenes en su vida cristiana es la mejor manera de mantenerse al tanto. De poder entender a quienes viven una vida tan distinta de la de un sacerdote."Primero me escuchó y después me dijo que me daría el perdón de todos mis pecados. Que procurara caminar en fe y que no bajara los brazos", contó Renán Souza Santos, brasileño, de 27 años, uno de los peregrinos privilegiados. "Me miraba de frente con...

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