La pandemia como caballo de Troya

Aprovechando la entendible preocupación ciudadana, se revelan acciones y actitudes carentes de la ética y la transparencia que deben regir la función públicaEl antiguo artilugio del caballo de Troya recuerda, en sus aspectos estratégicos, mecanismos utilizados por la administración que gobierna hoy el país. En efecto, ya en su germen, al designar Cristina Kirchner a Alberto Fernández a la cabeza de la fórmula presidencial que ella acompañaría, se dio un primer y claro paso en esta dirección. La idea fundante fue disfrazar, con la moderación y el dialoguismo que representaba Fernández, los aspectos ideológicos acérrimos del kirchnerismo, además de balancear y disimular la mala imagen de la expresidenta, quien tenía el rechazo expreso de dos tercios de la sociedad. Fue el envoltorio de "Alberto Presidente" lo que tornó digerible para muchos votantes el regreso de Cristina Kirchner al poder. Sin embargo, como en aquel mítico ejemplo, dentro de este artefacto electoral se introdujeron los planes políticos para llevar al poder a La Cámpora, y se habilitó el terreno para accionar sobre la Justicia, con el principal fin de lograr impunidad para la expresidenta, su familia y sus allegados.La continuidad y profundización de esta estrategia encontró cauce fecundo en la trágica irrupción de la pandemia del Covid-19 en nuestro país. Ante esta inesperada situación, toda la atención de la sociedad quedó capturada por la alerta sanitaria, los temores a un virus letal y desconocido, la extensión y las condiciones de la cuarentena y las dramáticas derivaciones de una feroz caída de la ya alicaída economía.La pandemia facilitó así, de manera indirecta, que se siguieran liberando en cuotas las decisiones que venían asociadas al regalo troyano, aprovechando que la ciudadanía se hallaba desbordada por cuestiones más urgentes. Muchas de estas acciones merecen ser puestas a la luz, pues revelan la total ausencia de la ética y la transparencia republicana que deben regir la función pública. Amenazan peligrosamente con convertir a la Argentina en zona liberada para la corrupción y la impunidad, en la que el debilitamiento de los principios republicanos, como la sana división de poderes, naturalicen el autoritarismo y la conculcación de libertades, derechos y garantías.Uno de los puntos más relevantes de este presente griego que recibimos como sociedad es el intento de arrasar con el Congreso y de someter a la Justicia. Ya habíamos asistido con estupor al pedido de...

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