Del palacio a la cárcel, la ruta de la política peruana

Del Palacio de Gobierno al pabellón carcelario las distancias no existen para los expresidentes peruanos. . Y el único que quedó fuera de la lista fue presidente interino.Hasta hace dos años solo había caído en desgracia judicial, mediática y popular Alberto Fujimori, que cumplía una condena de 25 años por delitos de lesa humanidad durante su gobierno (1990-2000). Se lo hizo responsable de dos matanzas perpetradas por las fuerzas de seguridad en el marco de su desbocada lucha contra el grupo guerrillero Sendero Luminoso.Las sospechas se sucedieron luego en cascada sobre el pleno de la dirigencia peruana, vinculadas esta vez con casos de corrupción. El centro de la acción pasa desde 2016 por la constructora brasileña Odebrecht, que según las revelaciones distribuía sobres a cambio de contratos de obra pública, como sucedió en varios países de la región. También financió irregularmente campañas electorales.Fujimori estuvo en prisión hasta la Navidad de 2017, cuando un arreglo entre dirigentes de su facción política y el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski le hizo dejar la celda y cambiar a prisión domiciliaria. Pero las vacaciones le duraron unos pocos meses, hasta que un juez le ordenó volver a la cárcel.Entretanto, avanzaron los casos de Odebrecht. Alan García habría recibido, según la acusación, unos 100.000 dólares disfrazados como pagos por una conferencia que ofreció en San Pablo. Intentó refugiarse en la embajada uruguaya de Lima, el año pasado, pero el gobierno de Tabaré Vázquez le negó el asilo.También quedaron en la mira Alejandro Toledo (2001-2006), Ollanta Humala (2011-2016) y Kuczynski (2016-2018). El presidente interino Valentín Paniagua, que gobernó ocho meses entre la caída de Fujimori y la elección de Toledo, es la solitaria excepción."El tema es tener claro adónde quieres ir, tener capacidad de gestión y entregar resultados a la gente. No desilusionarla", dijo Toledo durante una entrevista con la nacion de fines de 2016, en alusión a lo que debería ser un buen liderazgo.Toledo tuvo claro meses después, cuando los tribunales avanzaron en la investigación de sus vínculos con Odebrecht, que debía irse lejos de Perú. Prófugo de la Justicia, nunca más volvió a pisar su país. Se quedó desde entonces en Estados Unidos, donde ya residía. Y la desilusión de la gente, como bien anticipó en esa charla, fue en aumento. Desilusionada con él y con otros dirigentes atrapados en la red de sobornos."A partir de las confesiones de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR