Un país de pobres millonarios

En términos monetarios, hoy somos un país de millonarios. Cualquiera que tenga su casa y un auto puede considerarse, además de afortunado, un magnate cuyo patrimonio se valúa en millones (de pesos). El tema es que el peso no vale nada, generando la paradoja económica de encontrar "pobres ricos" y, paralelamente, "ricos pobres", que se mezclan en nuestra sociedad y buscan "ganarle a la inflación". Competencia perdida de antemano, porque por más entrenados que estemos, la carrera que propone nuestro "sistema" es de largo aliento, y desde hace años nos falta aire.

La inflación que nos aqueja desde hace décadas no tiene color político partidario , es responsabilidad de todos (y todas) y responde a la desconfianza que genera lo que aceptamos como parte de nuestra idiosincrasia, lo que nos caracteriza ante el mundo: la imprevisibilidad. Cuando la ley no se cumple, cada vez que aparece una norma de dudosa constitucionalidad, en cada oportunidad que un decreto pone en ciernes el ejercicio de los derechos; cuando se cuestiona la propiedad privada o la carga impositiva opera como única variable de ajuste para el desfase presupuestario; si se consagra la impunidad de algunos o se hace la vista gorda por la persecución arbitraria de otros; con los diferentes vaivenes político-partidarios, los cambios de gabinete y los giros inesperados o desesperados para conseguir consensos o boicotear acuerdos; al verificarse la ausencia de claridad en políticas económicas a (cuanto menos) mediano plazo; incluso con las chanzas, desplantes y tejemanejes políticos de cualquier espectro, aunque algunos parezcan inofensivos, se genera un combo que produce más desconfianza y, con ella, más inflación. Ni hablar cuando, en ese contexto, se ataca sistemáticamente al Poder Judicial y se critica a la Corte Suprema de Justicia de la Nación (una de cuyas funciones es, justamente, garantizar la seguridad jurídica).

Respecto de esto último, tómese nota de que las empresas importantes y los grandes inversores (generadores de trabajo genuino y capital real), antes de pisar un destino...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR