El país en una orgía de incertidumbre

La Argentina parece estar hoy en una orgía de incertidumbre. La pregunta que más abunda en casi todos los rincones de la vida cotidiana es qué va a pasar. Más popular que la Bristol y el choripán, más diseminada que el tango, la pregunta se reitera en infinitas versiones. Qué va a pasar con la economía, con los precios, con los impuestos, con el dólar, con la desocupación, con la inseguridad, con los mapuches, con Rosario, con la pobreza, con la indigencia, con las protestas. Por supuesto, repiquetea como en todo el mundo la pregunta de base que no consigue respuesta científica, cuya sola formulación desampara: qué va a pasar con la pandemia. Pero como dicen los celulares sobre las aplicaciones, esa preocupación hoy corre por detrás, abierta, pero en segundo plano.

Los que se enfocan más en lecturas políticas de la realidad reformulan una pregunta archiconocida, cada vez más acuciante: qué va a pasar adentro de la fórmula presidencial. O en el interior del Frente de Todos. Entre los gobernadores e intendentes . Al final condensan todo en una pregunta única que retumba sobre el cristal de la gobernabilidad: ¿qué piensa hacer Cristina Kirchner?

Hay otras dudas antiguas que se renuevan, como las que atañen al devenir de los procesos judiciales por corrupción -Justicia incierta- que aquejan a la vicepresidenta. Ninguna duda se aclara, pero las nuevas tonifican la incertidumbre. Por ejemplo, la que se refiere a la importancia de los amagues de un renacer de la violencia política.

Para los círculos de poder la pregunta madre es si habrá o no acuerdo con el FMI. Cómo sería si lo hubiera. Quién lo suscribiría. Cuánto ajuste implicaría. De qué forma se le presentaría a la sociedad ese ajuste (no el que ya hubo hasta aquí, entre otros con los jubilados, sino uno mucho más severo). Y qué haría el gobierno si la sociedad no lo tolerara.

Existe una coincidencia sobre la esperanza de que prospere aquella metáfora que dice que los muertos no honran las deudas, que por eso se le exigirá al FMI que primero nos deje crecer así después les pagamos; en definitiva que sea piadoso o no cobra: la coincidencia consiste en que nadie cree en esa tesis. Ni los que la oyen ni, mucho menos, los que la enuncian.

Hay más incertidumbres. Sobre la suerte que le espera al Mercosur. A las relaciones con China y Rusia por un lado y con EE.UU. por el otro, delicado equilibrio que descansa en las exquisitas manos del jefe de la diplomacia, Santiago Cafiero. O qué suerte les...

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