En un país donde nada es como parece

Viste y se mueve como un presidente. En su reciente visita a Washington, Sergio Massa fue recibido también como un jefe de Estado. Sin ninguna consideración por las formas, a su regreso despachó directamente con Cristina Kirchner . Sabe percibir dónde está el verdadero poder. Ella lo atendió como se atiende a un jefe de gobierno. Sin embargo, hay que desvestir la figura del ministro de Economía del eficaz marketing con el que la envuelve. Tanto la poderosa secretaria del Tesoro norteamericano, Janet Yellen , como la jefa del Fondo Monetario, Kristalina Georgieva , le advirtieron seriamente a Massa que la Argentina deberá cumplir con los acuerdos firmados con el organismo internacional cuando finalice el año. Georgieva llegó a decirle que está en juego la estabilidad de varios funcionarios del Fondo, incluida la suya, por el caso argentino. La Argentina es el principal deudor del organismo multilateral.

También notificaron al ministro de que esta vez el país deberá pagar en los próximos días un vencimiento de 2700 millones de dólares. Luego, en octubre, el directorio del Fondo resolverá si le devuelve ese dinero, que seguramente será reembolsado. No ocurrirá como venía sucediendo: primero el Fondo le entregaba el dinero para que el país pagara y luego se concretaba el pago. Por eso, Massa está acumulando reservas, aunque para ello deba frenar el pago de insumos importados esenciales para la industria y el campo. El país llegó al extremo de tener que optar entre pagar insumos cruciales o permitir que los argentinos puedan hacer compras en el exterior y pagarlas con moneda nacional. No hay dólares para las dos cosas. Massa convirtió en una conquista fundamental la acumulación de 5000 millones de dólares en el Banco Central. Pongamos las cosas en su lugar: Macri dejó 14.000 millones de dólares de reservas líquidas después de casi dos años de corridas cambiarias. Néstor Kirchner llegó a acumular entre 30.000 y 40.000 millones de dólares, y Menem dejó un Banco Central con 70.000 millones de dólares. Las conquistas de Massa son modestas, pero empaquetadas con exuberancia.

Las primarias pueden ser buenas o malas, pero nunca debería cambiarse nada muy cerca de las elecciones. Sería otra excepcionalidad argentina, pero no la única

Aquí y ahora, mientras tanto, la economía está entrando en un proceso de parálisis. Nadie sabe de dónde sacó el Presidente la información de que la economía está creciendo a un 6 por ciento anual, como dijo en una reciente...

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