Padres (y madres) detrás del volante en un circuito de 48 horas, o más

Si la distancia que registra el cuentakilómetros del auto durante cada uno de los fines de semana del año sumara millaje, en casa habríamos canjeado ya infinidad de pasajes. Con tres hijas -una en jardín, otra en primaria y otra en secundaria- y sus correspondientes agendas de actividades sociales, culturales y deportivas, esas 48 horas que habitualmente están exentas de la rutina laboral ven signado su ritmo por el ir y venir entre cumpleaños, fiestas, casas de amigas y partidos de hockey.

Y son 48 horas, ¡o más! Ya que el finde comienza el viernes por la tarde-noche, momento predilecto para celebrar cumpleaños, dar comienzo a una pijamada o ir a la matiné. Pero lo primero es lo primero, y es organizar la logística en la que padres -¡y, por sobre todo, madres!- tratan de construir una sintonía fina que permita ahorrar esfuerzos para que todos puedan cumplir con sus agendas. El "hoy por ti, mañana por mí" en lenguaje padres en modo pool tiene un significado más inmediato: "Yo las llevo, vos las traés".

Así, con mayor o menor organización, nos subimos al auto (al colectivo, al tren y, si hubiera, al helicóptero) para surcar la distancia que se interpone entre el hogar y los múltiples destinos que hacen a la felicidad de nuestros hijos en su tiempo libre. Y, a veces, muchas veces, no nos bajamos del auto hasta que es lunes y ya es hora de ir al cole.

Pero volvamos al viernes. Para cuando salgo del diario, cerrada ya la edición del suple Sábado, el trajín del finde seguramente ha comenzado con una sucesión de cumpleaños, reuniones de amigas y demás. Me toca en todo caso sumarme, poniéndome al volante a...

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