Pactos en cadena

Matthew McGill, el abogado del fondo NML, de Paul Singer, reveló ayer ante la Corte de Apelaciones de Nueva York: "Tenemos un acuerdo económico con la Argentina". Desde la oficina del secretario de Finanzas, Luis Caputo, desmintieron la revelación, con el argumento de que los comunicados sobre la negociación son emitidos por Daniel Pollack, el mediador designado por el juez Thomas Griesa.

Pero Pollack pareció confirmar a McGill cuando le ordenó que mantuviera la confidencialidad de las conversaciones. Mientras tanto, en Nueva York se escuchaba la versión, muy fidedigna, de que Pollack le envió la aceptación de Singer a Caputo anteayer por la tarde.

La noticia hace juego con el clima de la visita del presidente François Hollande, quien celebró la nueva etapa en la que ingresó la Argentina. El cambio, dijo, provocará una corriente de inversiones desde Francia. Mauricio Macri y Susana Malcorra esperan que hoy, en secreto, Hollande se comprometa a facilitar el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.

Más allá del ritual financiero-judicial, la aceptación de la oferta argentina por parte de Singer es una cuestión de horas. Ayer, durante la habitual reunión de Macri con sus ministros, el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, expuso un balance de las transacciones. Dejó la impresión de que se cerrarán en cualquier momento. La diferencia estaría en el instrumento de pago. Alfonso Prat-Gay y Caputo pretenden emitir bonos, venderlos y abonar en efectivo. Los holdouts prefieren recibir títulos, colocarlos y aprovechar la mejora en la cotización que provocará el entendimiento mismo.

Singer es el financista con una acreencia más caudalosa. Y el que más presión política ha ejercido. Sin embargo, las condiciones para él se han vuelto adversas. En el terreno judicial, se encontró con dos desventajas. La primera fue el aval explícito de Pollack a la propuesta argentina. Para conseguirlo, fueron cruciales las primeras reuniones con Caputo. El secretario de Finanzas detalló al representante del juez la renta extraordinaria que obtendrían los holdouts, sobre todo en algunas series de bonos impagos. Caputo intentó corregir así uno de los máximos errores de Cristina Kirchner y Axel Kicillof en su gestión ante el juzgado: jamás cuestionaron, con los números en la mano, las pretensiones de los acreedores. En otras palabras, el kirchnerismo permitió que la cuenta de los holdouts se convirtiera en la cuenta del juzgado. Todo en nombre de la...

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