Pablo Park: el chef que se alejó del mundo textil para rejuvenecer la comida coreana en Argentina

La historia de Pablo Park resuena en las historias personales de tantos otros argentinos con raíces inmigrantes. En su caso, esos orígenes se remontan a los años de 1960 y 1970, dos décadas que marcaron el arribo mayoritario de coreanos a la Argentina. Una inmigración encuadrada en el contexto de la Guerra Fría y las consecuentes movidas ajedrecísticas internacionales. Fue en 1963 cuando Corea abrió su primera embajada en Argentina, con el mismo embajador que poco antes había estado en Estados Unidos, comenzando así una relación diplomática que abrió las fronteras para la llegada de esa comunidad al país. "Los intereses de esa primera población coreana por instalarse en la Argentina se debían a varios motivos: vivir en un lugar sin violencia y sin los aires de guerra que rodeaban a Corea, eludir la asfixia demográfica de su país y encontrar tierras para producir", explica la historiadora Alcira Trincheri en un estudio sobre la inmigración coreana en Argentina."Mi familia vino a principios de los años 70. Mi viejo era chico, acá hizo la secundaria, mi tía incluso cursó la primaria. Como todos los que vinieron, empezaron muy de abajo. Mi abuelo tenía un almacén en Ciudadela. Un par de veces por semana se iba al Mercado Central con una bicicleta y un carrito para comprar la mercadería", explica Pablo Park, el cocinero detrás deComo la gran mayoría de inmigrantes coreanos, los padres de Pablo tienen dos nombres: uno coreano, el otro occidental. Juan, el padre, se llama también Kwang Eun; Silvia, la madre, es Yum Rye. "Se fueron metiendo en el rubro textil, igual que gran parte de la comunidad. Aprendieron de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR