Pablo y Franco Bernasconi: una sociedad creativa de padre e hijo

Pablo Bernasconi y su hijo Franco, de 10 años, publicaron este mes Quetren Quetren (La Brujita de Papel), su primer libro creado en conjunto. Es un álbum ilustrado con textos en rima que tiene un formato especial: se despliega como un acordeón y en cada página hay un vagón de colores que forma parte de un maravilloso tren. En el reverso aparecen los coloridos trenes que Franco viene dibujando desde que tenía 2 años.

Cuenta Bernasconi padre que Franco es tan fanático de los trenes que a los 7 se hizo hincha de Ferrocarril Oeste. "Yo tenía la idea, desde hace varios años, de generar una línea de tiempo de los cientos de dibujos que hacía Franco sobre los trenes, revisando la evolución y la búsqueda desde los ojos de niño, y contraponerlo con mi propia visión, como adulto (o casi...)", dice el autor de Mentiras y moretones y El zoo de Joaquín, entre otros libros para chicos. En este caso, explica, "más que una imagen o concepto, lo que surgió fue un deseo, una pulsión fuerte que magnetizaba a Franco desde muy chico alrededor de los trenes, y por consiguiente a mí mismo. Cuando un género tan atractivo se pone enfrente de cada posible proyecto, lo mejor que podemos hacer es encararlo y ver qué nos devuelve. Y lo cierto es que rápidamente nos encontramos con un material lleno de posibilidades".

Juntos crearon las rimas, en un juego de asociación libre que les resultó muy divertido. "Quetren quetren/ lleva noticias/ buenas y malas/ chismosas, discretas/ cambia secretos/ por bicicletas", dice el primer verso.

¿Qué surgió primero? ¿El texto o los dibujos? Responde Pablo: "Si descontamos la tonelada de dibujos que ya teníamos guardada, primero apareció el texto y lo escribimos juntos. Es curiosa la forma que tienen los chicos de ensayar las rimas, el verso, cuando se impone cierta rigidez o estructura para conservar la métrica. Yo anteponía la idea, la raíz conceptual de lo que cada vagón podría significar, y luego ensayábamos formas y palabras con total desparpajo, de la manera más lúdica que podíamos. Franco era una ametralladora de rimas, el trabajo más grande fue decidir qué se quedaba y qué se iba".

El resultado de ese juego creativo entre padre e hijo es un relato desopilante sobre todo lo que podría cargar un tren. "Nunca planteamos la idea de que sería un trabajo, sino un juego que podía (no lo sabíamos) terminar en un libro. Ya habíamos probado algo similar en La verdadera explicación, donde mi atención se centró en investigar el mecanismo...

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