Pablo Cedrón: 'siempre fui un obrero, pero mi vocación es la actuación'

Cuenta Benjamín Naishtat, director de El movimiento, la muy buena película argentina que se estrenó el último jueves, que ya en el proceso de escritura del guión pensó en Pablo Cedrón para el rol protagónico. "Tiene una presencia y una potencia física que es rara de encontrar decía el director. Además logra expresarse perfectamente en un castellano atemporal y que no suena de ninguna parte en especial, porque vivió en muchos lugares distintos. Sabe muchísimo de historia y de política, lo que permitió enriquecer aspectos del personaje y del guión. Y como si todo esto fuera poco es un gran jinete." A la luz de los resultados, queda claro que Naishtat acertó: Cedrón hace un gran trabajo en la película, aporta vitalidad, poder sugestivo y mucha convicción en su papel. "Me interesa mucho la historia argentina, creo que eso ayudó dice el actor. Mucho de lo que pasa en la película me hizo pensar en situaciones que el país ha vivido en más de una oportunidad: vacío de poder, anarquía en el peor sentido de la palabra, desorden, desorientación, una peste, luchas internas... Si bien no se lo nombra, creo que la figura de Juan Manuel de Rosas está sobrevolando la película."

La palabra movimiento remite también al peronismo, más allá de que la película está ambientada en el siglo XIX. Es una historia que tiene que ver con los grandes caudillos, con personajes que en un momento copan la parada porque son necesarios. Pero no necesariamente se debe trasladar la historia al presente, aunque pueda tener alguna resonancia.

-Las películas dedicadas a la historia argentina del siglo XIX suelen ser más convencionales que El movimiento.

-Sí, efectivamente. Aun cuando quieren ser revisionistas, la forma casi siempre es convencional. Ves una puerta y sabés que va a salir un tipo con patillas (risas).

-El año pasado hiciste Historia de un clan, otro trabajo atípico. En la televisión se suele hacer todo con menos profundidad que en esa serie, ¿no?

-Sí, trabajamos bien con Luis Ortega. En televisión muchas veces se depende más de los actores que del libro. Quiero decir: un actor en televisión puede salvar un libro malo. En cine eso es más difícil. Cuando Luis me llamó, yo sabía muy poco de los Puccio: que eran una familia vinculada al mundo del rugby y que secuestraban gente. No me interesó averiguar mucho más porque no trabajo construyendo esquemas psicológicos de los personajes. Respondo más a las intuiciones. Luis me dio un marco para trabajar y con eso fue...

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