Oyarbide no debería escapar del juicio político

El tristemente famoso juez federal Norberto Oyarbide ha presentado su renuncia para acogerse a la jubilación. Obviamente, lo hizo por miedo a que prosperara el fundado juicio político que se le sustanciaba en el Consejo de la Magistratura por haber interrumpido un allanamiento a pedido del anterior gobierno.

Como hemos afirmado en esta columna en más de una oportunidad, es de lamentar que el presidente de la Nación, según se informó ayer, le aceptaría la renuncia, con lo cual cesa el juicio político y el juez se irá tranquilamente a su casa en vez de ser destituido por mal desempeño.

Si bien hay varios jueces federales cuestionables, ninguno alcanzó, hasta ahora, los niveles de abyección a los que llegó Oyarbide, hasta convertirse en la patética caricatura de lo que debe ser un juez. Algo similar expresó ayer el ministro de Justicia al sostener que este magistrado fue "funcional" a todos los gobiernos.

Esa funcionalidad le permitió escapar de más de 40 pedidos de juicio político, algunos en estado avanzado y en los cuales las pruebas en su contra por mal desempeño eran apabullantes. Así, los senadores menemistas aprovecharon la caída de las Torres Gemelas de Nueva York para arrojarle el salvavidas.

Tras virar al kirchnerismo, éste retribuyó los favores del juez maniobrando en su beneficio en el Consejo de la Magistratura. Protección a cambio de impunidad , tanto para el juez como para los Kirchner.

Si el Poder Ejecutivo acepta la renuncia de Oyarbide, es cierto que al fin se logrará lo que varios defensores de la Justicia han tratado hasta ahora en vano: que cese como juez federal. Desgraciadamente, como dijimos, el costo será que Oyarbide habrá evitado su potencial remoción y conservará una jubilación magnífica, que poquísimos argentinos reciben. Se habrá burlado una vez más de la ley y de la ética judicial. Se reirá de todos los ciudadanos y será un pésimo ejemplo para todos los corruptos, empezando por muchos de sus pares.

Si, en cambio, el Poder Ejecutivo rechaza la renuncia de este pésimo magistrado, seguirá de-sempeñando el cargo, con todo lo malo que eso implica, y sólo la sana y creciente ola de presión ciudadana podría asegurar que el Consejo de la Magistratura pueda reunir los nueve votos que se necesitan para someterlo a juicio político y que el tribunal de...

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