La oscuridad como espacio para la reflexión y la capacitación

"No se preocupen, más de seis millones de personas pasaron por la experiencia de Diálogo en la oscuridad, y ninguna salió herida", dice, sonriendo, el director alemán Andreas Heinecke ante un grupo de unas 40 personas del ámbito de Recursos Humanos dispuestas a subir unos pocos escalones que separarían, durante 40 minutos, la luz de la oscuridad.Previamente se le repartió a cada una un bastón blanco, un cuerpo extraño al principio, pero vital a los pocos minutos. Al ingresar a la sala, la oscuridad total. Cada tanto, algún suave toquecito de un bastón sobre los pies. La manera en que el vecino reconoce que cerca suyo hay alguien.Surge entonces una gran transformación en la nueva sociedad que se acaba de conformar. Quienes son no videntes son los guías, pero en este ámbito son los más capacitados, los que más saben, los que sacan de apuros y un elemento fundamental para poder hacer algo más que quedarse quieto. Los roles se invierten y es esta experiencia la que lleva a entender que una discapacidad no es un impedimento para desarrollar una actividad con excelencia.Heinecke creó la obra Diálogo en la oscuridad en 1988 y ya se presentó en 30 países en 110 ciudades alrededor del mundo, incluida Buenos Aires, donde se estrenó el mes pasado en Ciudad Cultural Konex. Aparte de esa experiencia, donde se recorren en la oscuridad diferentes ámbitos como un parque, una ciudad o un bar, se dan workshops dirigidos a personal relacionado con el área de Recursos Humanos de las empresas.Durante el primero organizado en la Argentina, para empezar se pide a los presentes permanecer en ronda y en silencio. A los pocos minutos deben expresar en una sola palabra las emociones o los sentimientos experimentados. Miedo fue una de las últimas palabras en aparecer. La primera fue paz, seguida por seguridad, confianza, reflexión, introspección. Acto seguido, la dificilísima tarea de encontrar una silla que no esté ocupada para sentarse alrededor de una mesa redonda, con otros siete integrantes.Una vez conformados los equipos, algunos ejercicios en los que, como sucede en las empresas, hay que escucharse y ponerse de acuerdo.Si esto sucede correctamente, el ejercicio saldrá bien y si no, regular, mal o peor que mal. Uno de ellos, por ejemplo, consiste en armar un arco iris con piezas de madera de diferentes tamaños, con una o dos por participante. ¿Cómo explicarle a los vecinos las características del arco para que se pueda armar de menor a mayor, pero sin tocar los arcos ajenos...

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