En el Oscar, la Casa Blanca juega a ganador

En febrero de 2013, la política jugó a ganador en el cierre de la fiesta del Oscar. Quien anunció la consagración de Argo como mejor película fue nada menos que Michelle Obama. No se trató sólo de un gesto de cortesía de la industria de Hollywood hacia la primera dama estadounidense, cuya sorpresiva y no anunciada aparición anuló las pocas dudas que quedaban por entonces sobre el ganador del premio mayor de ese año. Más allá de sus extraordinarios valores cinematográficos, la gran película de Ben Affleck funcionó desde una lectura estrictamente política como una reivindicación concreta de las administraciones demócratas de Jimmy Carter y Bill Clinton. Y mostró, al revelar una historia que permaneció en secreto durante casi dos décadas, que Hollywood también puede hacer su aporte para resolver delicadas situaciones de geopolítica internacional. Más allá de cualquier ficción.

Mañana, cuando los ojos del mundo vuelvan a mirar a Hollywood en su máximo festejo anual, otra figura central de la política...

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