Ortodoxia en microdosis: en qué consiste el nuevo plan de Guzmán

Martín Guzmán

No fue solo el súper cepo cambiario. El fin de semana pasado, el ministro Martín Guzmán mantuvo tensas negociaciones en el Palacio de Hacienda con representantes de empresas cerealeras. La clave para frenar la corrida financiera, insistía, no pasaba sólo por lograr la renovación de los vencimientos de la deuda en pesos que operaban el martes pasado .

Había que conseguir dólares, aunque más no fuese con algo de contabilidad creativa. El objetivo de Guzmán era acercarse lo más posible a la meta de reservas que le fijó el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el primer semestre del año . Al 15 de junio pasado, estaba US$2903 millones abajo.

"Nunca habían pedido nada hasta la semana pasada -admitió el CEO de una empresa internacional-. Esta vez nos pidieron que adelantemos unos US$1500 millones de julio", confió.

Las negociaciones se siguieron por WhatsApp a lo largo de toda la semana. Los mensajes fueron y vinieron varias veces al día. Cuando finalmente bajó el martillo, Guzmán había logrado su cometido. Ayer, último día del mes, el Banco Central (BCRA) compró US$536 millones y sumó en junio compras netas de reservas por US$950 millones. En el semestre, la cuenta arrojó US$1800 millones a favor de la autoridad monetaria. En Economía y en el BCRA no perdieron oportunidad de comunicarlo. La meta de acumulación de reservas con los aportes del sector privado estaba cumplida. Las cerealeras liquidaron en junio US$3800 millones, levemente por debajo de su registro de mayo, pero 13% por encima de lo que habían vendido en el mismo mes de 2021.

El Gobierno tuvo que contentarse, sin embargo, con varios millones de dólares menos de los estimados en el acuerdo con el FMI porque el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) no cumplió con los desembolsos comprometidos. El presidente de la entidad, el norteamericano Mauricio Claver-Carone, no oculta su antipatía hacia Fernández. Y, pese a lo acordado con el FMI, decidió dilatar el tratamiento de la linea de Financiamiento Especial para el Desarrollo (SDL, por sus siglas en inglés) para la Argentina, que se había pautado en unos US$500 millones. Un oasis en el desierto de reservas.

El BID tiene reuniones de directorio los miércoles. A sabiendas de la necesidad de reservas del país, Claver-Carone tampoco habilitó esta semana a que se tratara el tema; era la última oportunidad para sumar a la meta de junio. Nadie sabe ya si en algún momento lo hará. El funcionario republicano, un halcón que...

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