Una opositora en defensa propia

Cristina Kirchner decidió despedirse hablando. No podía ser de otra manera. Hoy no estará en la asunción de Mauricio Macri. No se verán más imágenes oficiales de ella que las que la mostraron ayer, pronunciando discursos frente a funcionarios, en la Casa Rosada, y ante una multitud que fue a despedirla a la Plaza de Mayo. Al dirigirse a esos numerosísimos simpatizantes formuló un balance laudatorio de su administración, enumerando logros y lanzando reproches, como siempre.

Quedó claro que la decisión de no participar de la toma de posesión de Macri, además de ser un berrinche litúrgico, cobija una dimensión ideológica. La ex presidenta sintetizó esa perspectiva al clasificar los gobiernos en "populares", como el de ella, o "mediáticos", como el de Mauricio Macri.

El traspaso del mando no sería, entonces, un proceso intrínseco a la democracia. Es la derrota de la democracia, que se manifiesta a través de ella y sus clarividentes votantes, frente al poder de las corporaciones, que manipulan como idiotas a los que eligieron a sus rivales.

Cristina Kirchner aceptó anoche que Macri dirigirá el país por la voluntad popular. Pero sería una voluntad popular atontada, anémica. Según ella, la de Cambiemos es una administración "armada desde afuera". No representaría al pueblo, sino a poderes fácticos. Son los "dueños de la pelota" que habían llevado al triunfo, en 2013, a Sergio Massa.

Esta construcción tuvo ayer una modulación inquietante. La señora de Kirchner señaló, entre los tenebrosos actores que determinaron su salida del poder, y que, según ella, ahora sostendrán a Macri, al Poder Judicial. El jefe de sus servicios de Inteligencia, Oscar Parrilli, había dicho que la jueza María Servini de Cubría, al establecer que el período de su jefa finalizaba al comenzar el día de hoy, había dado casi un golpe de Estado. Sin embargo, la caracterización de la ex presidenta fue más amplia y severa: identificó a la Justicia como la versión contemporánea de los militares que, durante la Guerra Fría, sembraban la región de dictaduras.

Con esta descalificación, Cristina Kirchner expresó algo más que el malestar porque Servini haya dictaminado que Federico Pinedo sea el titular del Poder Ejecutivo hasta hoy al mediodía. Estaba inaugurando un argumento que, es muy probable, repita cuando los magistrados avancen en alguna de las numerosas causas por corrupción que pesan sobre muchos de sus familiares y colaboradores. En este contexto hay que leer la frase "en la...

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