Sin opciones

Alberto se nos fue para arriba. No en las encuestas. Se fue para Europa para abrazarse básicamente con Macron , que acaba de ser reelegido y pedirle la fórmula. En la Argentina no estaría encontrando con quién pegarse un abrazo y no por culpa del distanciamiento social al que todavía nos tiene atados la pandemia. Si bien es cierto que Macron estuvo cariñoso con el profesor, le zampó públicamente que la Argentina haga justicia con la muerte de una estudiante francesa en el barrio de Palermo. Tremendo redireccionamiento hacia la realidad más próxima de nuestro trotamundos en apuros .

El Presidente está desoladísimo por los choques intrafamiliares del Frente de Todo s. Como se sabe, ni su mentora le atiende el teléfono. Cada tanto, él la chicanea mientras ella, siempre que puede, lo aísla a sablazos retóricos. En las últimas semanas, le achacó que la inflación no para, que "algo o algunos están fallando" ( se supone que Alberto entra dentro de "algunos" ) y que el Gobierno no le hace honor a la confianza depositada en las urnas.

¿Cómo reaccionó el Presidente? Le pegó dos gritos a Dylan, rompió la guitarra al estilo Charly, se envalentonó y se mandó a mudar a Europa .

En medio de su encuentro con el español Pedro Sánchez para hablar sobre el impacto de la invasión de Rusia en Ucrania (parece que España estaba esperando su opinión sobre el tema), de la reunión con el canciller alemán, Olaf Scholz , para preguntarle qué es de la vida de Angela...

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