La onda expansiva de la fractura del PJ

La disputa interna del PJ se está proyectando, como siempre ha sucedido, sobre la escena nacional. Ese conflicto condiciona a la administración de Mauricio Macri como ningún otro factor. El eje central de la división es el apoyo o la oposición a la salida del default. Los alineamientos no son ideológicos. Lo que está en discusión es si la viabilidad socioeconómica del gobierno de Cambiemos debe ser facilitada u obstruida. Es simple: en el debate alrededor del acuerdo con los holdouts subyace otra controversia sobre cómo se va a financiar el exorbitante déficit fiscal que dejó Cristina Kirchner. Si se hará a través del crédito o de un durísimo ajuste. La ex presidenta y sus seguidores pretenden forzar la opción más dolorosa. Esa intransigencia, además de enemistarla con Macri, la enfrenta a los gobernadores de su propio partido, que también pagarían las consecuencias de las restricciones.

La tensión está llevando al PJ al borde de la ruptura. El calendario es endiablado: la querella sobre el default se libra en forma simultánea con la de la conducción partidaria. Las distintas facciones deben resolver si el 8 de abril coordinan una lista de unidad o van a una elección interna.

Esto explica que Jorge Capitanich se proponga como jefe del PJ envuelto en la bandera "patria o buitres". Y que José Luis Gioja, que indujo a todos sus amigos a quebrar el bloque de diputados para cooperar con el Gobierno, se quede al lado de La Cámpora, con tal de encabezar una lista de unidad.

La fisura aparece también en el principal instrumento de poder con que cuenta hoy el peronismo: el bloque de senadores nacionales. Su presidente, Miguel Pichetto, navega un mar de dudas. No sólo lo acosa el kirchnerismo. También lo presionan los gobernadores: ellos aceptan que se produzca la división, pero a cambio de beneficios que hoy Macri no está dispuesto a conceder.

Pichetto encontró una excusa para conseguir lo que más necesita: tiempo. Aprovechó que la Cámara de Apelaciones de Nueva York admitió un pedido de los holdouts para extender hasta el día en que cobrarán su acreencia la cláusula pari passu, que los protege de un eventual incumplimiento argentino. La Cámara anuló así la decisión de Thomas Griesa de levantar esa cláusula apenas el Congreso derogue la ley cerrojo y la ley de pago soberano. Para Pichetto, la novedad obliga a detener el proceso legislativo.

La posición de Pichetto alarmó también al peronista disidente Diego Bossio y al renovador Sergio Massa. Más...

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