El oficialismo busca revertir la diferencia que le saca el kirchnerismo en la provincia

Dentro de exactamente una semana, las especulaciones, los cálculos, los escenarios y las hipótesis en los que la política nacional navega desde hace meses empezarán a ceder. Pero, como ocurre siempre, todos los focos estarán centrados en la provincia de Buenos Aires, donde votan casi cuatro de cada 10 electores (el 37 por ciento del padrón).La gobernadora María Eugenia Vidal llega a esta instancia en una situación adversa, con la mayoría de las encuestas asignándole una derrota en las PASO ante Axel Kicillof. Ella misma transmitió en los últimos días esa preocupación. En su entorno admiten que los espera una derrota, aunque se muestran confiados en poder revertir los números para las generales de octubre. Las encuestas hablan de una diferencia de entre 6 y 8 puntos. Por oposición, el desafío en el equipo del exministro de Economía es evitar confiarse demasiado.A la polarización extrema entre Vidal y Kicillof, que también atraviesa la disputa nacional, se le suma la perspectiva de un escenario que parece estar cristalizado. Es decir que el panorama que hasta esta semana mostraron las encuestas no se modificará sustancialmente en los siete días que restan para la primera gran batalla.La primera particularidad de la elección bonaerense es la polarización. Los pronósticos coinciden que en que, igual que Mauricio Macri y Alberto Fernández, Vidal y Kicillof concentrarán la mayoría de los votos (casi el 80 por ciento). Los dos escenarios tienen una explicación común: la implosión de Alternativa Federal y la debilidad de la tercera vía, que en la provincia representa el candidato de Consenso Federal, Eduardo "Bali" Bucca.Además de polarizada, la pelea bonaerense se avizora muy reñida, más allá de los diagnósticos zigzagueantes que hacen circular los protagonistas. Ejemplo: en los últimos días, los voceros de Vidal pasaron de repetir que "María Eugenia está 10 puntos atrás de Axel" a mostrarse más optimistas, de la mano del repunte de la imagen de Macri y, sobre todo, de que el "yunque" que implica llevarlo en la boleta (la expresión sale de las propias usinas macristas) sea hoy algo menos pesado que hace unas semanas.En la otra vereda, habla la extrema cautela del Frente de Todos, más allá de la ventaja que mostraron los últimos pronósticos. "No hay espacio para cancherearla ni relajarse. Es una elección muy pareja", repiten en el campamento kirchnerista. Allí, otra característica determinante de la elección bonaerense: aun cuando las PASO dejen...

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