Una oda a las viejas cartas

Cartas, contratapa del Berlinés

Fue a principios de este mes y, como suele ocurrir, el posteo se perdió en el flujo interminable de Twitter . En medio de los habituales comentarios irónicos, agresiones, frases ingeniosas e información de todo tipo y color, alguien comentó -en el escueto registro propio de esa red social- que sus abuelos estaban internados, en un mismo edificio pero en habitaciones distintas, y que para comunicarse ella le mandaba breves cartas manuscritas a él. El tuit incluía la foto de una de esas misivas: un papel plegado a modo de postal, una suerte de guarda hecha con flores y hojas dibujadas con birome y un apelativo -"Vecino 922!!"-, sin duda en referencia al cuarto del convaleciente. No creo recordar que el tuit incluyera la imagen del interior de la carta; en todo caso, el pudor impone no recordarlo. Bastan el dibujo de flores y hojitas, la huella de la letra en el papel, la ternura de invocar al marido vecino de cuarto. Navegar en las redes puede ser una adicción malsana, pero cada tanto asoman estos remansos.

En La agonía del Eros , el filósofo Byung-Chul Han fustiga -una vez más- a la actual "sociedad del cansancio" y la impugna por el que podría ser su peor crimen: aniquilar el impulso vital, creativo, amoroso y fértil del deseo erótico.

Para Byung-Chul Han, Eros implica dimensiones mucho más sutiles y abarcadoras que la mera sexualidad (y ni que hablar de la pornografía, a la que acusa de ser un síntoma flagrante de la brutal deserotización contemporánea); lo que señala el filósofo es que en una época habitada por sujetos exhaustos, obsesionados por la productividad y dominados por la lógica del rendimiento, la cuantificación, la competencia y el consumo, poco espacio queda para la sutileza del matiz, la sensualidad, incluso la reflexión.

Pienso en la escena rescatada por entre el vocerío de las redes: una mujer mayor toma una hoja de papel -materia contante y sonante, sustancia que se toca, se huele, se marca-, esgrime la lapicera, quiebra la plana rutina de la internación médica, escribe una carta. En algún lugar de esa habitación debe haberse escuchado el aleteo de Eros.

¿Qué es una carta, sino un pedacito de tiempo que se arranca...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR