Las ocho razones por las que fracasan los congelamientos de precios

Con el objetivo de "recuperar los estándares de consumo" y frenar una aceleración de la inflación, que llegó al 3,5% mensual en septiembre , el Gobierno desempolvó un instrumento de aparición periódica en la historia argentina: el congelamiento de precios. S in acuerdo, por 90 días y carente de otras medidas macro que lo acompañen, esta versión 2021 tiene amplias dificultades en su implementación, generó tensiones entre funcionarios y las empresas y repite errores del pasado.

  1. Distorsión en la demanda

    Cuando los congelamientos de precios llegan a las góndolas generan un incentivo a que se produzcan cambios en los hábitos de compra de los consumidores. En un contexto inflacionario, seguramente quien acuda a un supermercado tenderá a elegir los productos alcanzados por la medida oficial, que terminarán siendo más baratos que los de la competencia. Es un efecto que ocurrió con programas como Precios Cuidados, lanzado en enero de 2014, y que se exacerbará con la nueva iniciativa del Gobierno, que incluyó entre los 1432 productos con precios congelados hasta el 7 de enero de 2022, a los cerca de 700 componentes del plan que en su momento había creado Augusto Costa.

    Casos como el de la yerba (hay productos alcanzados por el congelamiento con precios hasta 40% más bajos que otros similares), el agua tónica de 1,5 litros (la brecha entre marcas líderes es de 37%), o la lavandina (la diferencia entre una marca dentro del control y otra fuera del programa oficial llega a 57%) son muestras de una distorsión de precios relativos dentro de las categorías, que cambia el escenario para los fabricantes y los vendedores.

    El efecto también se verifica para la oferta de productos de una misma marca, en casos en que solo una variedad fue incluida en el congelamiento. Las bebidas isotónicas deportivas (hay una brecha de 11% entre un sabor de una marca líder y el resto de su propia oferta), los desodorantes (existe una diferencia de 80% entre las fragancias de una marca top sin restricciones y una que quedó alcanzada por el congelamiento), o los preservativos (las variedades fuera del programa son un 73,7% más caras que la incluida) dan cuenta de ese efecto.

    En ese escenario, una consecuencia habitual de este tipo de programas es la racionalización de las ventas. Hay una práctica recurrente en casos como los del aceite o la leche: en los puntos de venta se recurre a limitar la cantidad de productos que puede llevar cada consumidor, ante una demanda creciente que busca capitalizar la brecha de precios. Y del lado de los vendedores, una reacción puede ser un incremento marginal de otros productos, a fin de compensar el precio congelado.

  2. El riesgo de desabastecimiento

    Es la amenaza latente de este tipo de medidas. Rechazada por el secretario de Comercio, fue una de las críticas que expuso Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno porteño y uno de los referentes de la oposición. La experiencia reciente, con casos como Precios Cuidados, marca que, antes que un desabastecimiento generalizado, lo que puede ocurrir es que haya faltantes puntuales en algunos rubros o categorías, con...

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