Occidente, frente al angustiante desafío del terrorismo low-tech

MADRID.- El contraste profundiza la angustia: mientras las potencias occidentales sofistican su red de seguridad, lanzan ofensivas militares, vigilan las comunicaciones de medio mundo, combaten el tráfico de explosivos y cierran fronteras, el jihadismo es capaz de provocar una masacre con un camión alquilado.

El desfile sangriento de Mohammed Lahouaiej Bouhlel por Niza resultó la expresión más mortífera, pero no la primera, de una táctica alentada por Estado Islámico (EI) que quita el sueño a los servicios de inteligencia de Occidente. El terrorismo low-tech, perpetrado por individuos no integrados a células activas, sin habilidades para operar explosivos y que usan como armas herramientas cotidianas desnuda los límites del sistema global de lucha contra el extremismo.

Los expertos coinciden. Resulta casi imposible detectar a tiempo estas acciones de planificación rudimentaria o directamente casera, en la que no interviene armamento ilegal y cuyos ejecutores están dispuestos a inmolarse.

El atropellamiento múltiple es bastante habitual en Israel desde que las fuerzas de seguridad consiguieron blindar los objetivos sensibles y limitar el tráfico de explosivos. Hubo una decena de antecedentes menores en ciudades europeas. Y en Francia -en plena emergencia antiterrorista- se habían registrado episodios en Dijon y en Nantes, aunque sin víctimas mortales.

El horror de Niza enlaza con la matanza en la disco en Orlando, donde un simpatizante de EI mató a 49 personas el 12 de junio. Usaba un arma de guerra, que en Estados Unidos se puede comprar con menos trámites y dinero de lo que cuesta alquilar un camión en Europa.

Abundan los casos de apuñalamientos o agresiones en nombre de la jihad. Anteayer, el director del Centro Nacional de Contraterrorismo de Estados Unidos, Nicholas Rasmussen, había alertado sobre el desafío que plantea este terrorismo casi amateur. "Mientras vemos una reducción en la frecuencia de ataques a gran escala, que llevan años de preparación, proliferan amenazas que emergen de un individuo que toma coraje para pasar a la acción, reúne rápidamente los pocos recursos que necesita y se mueve."

El tiempo que pasa entre que se decide la acción y el ataque es mínimo. "Dejan un margen casi nulo a las fuerzas de seguridad y de inteligencia para descubrir el plan y frenarlo", admitió Rasmussen.

El atacante de Niza es modélico: desconocido para los servicios secretos y con antecedentes penales por conducta violenta.

El gobierno francés...

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