El obstinado frío altera la política y la vida diaria de más de la mitad de EE.UU.

WASHINGTON.- Calles desiertas por el . Escuelas, aeropuertos y servicios de trenes cerrados. Góndolas vacías por la imposibilidad de reposición de productos frescos, poblaciones enteras y hasta las cataratas del Niágara se congelaron por la inusitada ola de frío que, desde hace tres semanas, castiga a la costa este.

Convertidas en una delicia para los más chicos y una pesadilla para buena parte de los que ya no lo son, estas tres semanas inolvidables alteraron la vida cotidiana de cerca de 180 millones de personas. O, dicho de otro modo, más de la mitad de la población de 300 millones con que cuenta el país.

De un modo impensado, el tiempo difícil hizo, posiblemente, uno de los mayores favores al presidente Barack Obama con una de sus obsesiones políticas más indigestas para buena parte de la población: su permanente amenaza con los estragos del "cambio climático".

Nutrido en una cortina de nieve, el debate quedó instalado, con la incómoda sensación de que lo que generalmente se ve como una amenaza distante podría estar convirtiéndose en una fuerza no tan lejana.

"Nada como un frío paralizador para empezar a hablar de ese asunto hasta en la cocina de casa", ironizó Christopher Mooney, experto en calentamiento global y autor de varios libros en la materia.

La Casa Blanca aprovechó la ocasión para hacer un poco de caldo. "No permitan que nadie les desmienta que la ola polar que estamos viviendo significa que el calentamiento global no existe. Que el frío intenso desmiente que el planeta se esté calentando", aseguró John Holdren, el asesor en Ciencia y Tecnología del presidente. El video, elaborado meses atrás y rescatado de nuevo ahora, apunta a que, por extremo que sea, ningún episodio meteorológico puede por sí mismo probar o desmentir el cambio climático.

Pero lo que Holdren sí arriesga, en cambio, es que rachas de frío intenso como éstas, capaces de dar vuelta medio país, "serán una tendencia frecuente" mientras "el calentamiento global siga existiendo".

Por supuesto, media comunidad científica se puso en contra en la discusión, calentada, de paso, con la verba política de dirigentes republicanos que, en su mayoría, creen que el calentamiento global es una "gran excusa para sacar dinero a los contribuyentes".

Menos crímenes

Lo cierto es que ola penetró como pocas veces la vida cotidiana. Hasta Barack Obama, curtido en el frío hiriente de los inviernos en Chicago, tuvo que guardarse el sarcasmo contra la "flojera" de los residentes de...

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