Los nuevos jugadores del arte

No fue impulsiva su primera compra, sino madurada y visceral, y marcó un punto de inflexión en el vínculo de Agustín Alberdi con el arte. Hacía tiempo que había dejado su Puerto Madryn natal, comenzaba a descollar como director de videoclips y desde su llegada a Buenos Aires que "exorcizaba" la iconografía del arte contemporáneo -un poco por azar y otro tanto por afinidad-, aunque su intervención se ceñía a la del mero espectador. Pero algo cambió en 2008 en arteBA: aquella cumbre decimonónica de 13 indios siouxs, tomada de un daguerrotipo, con los nombres de los caciques estampados en rojo, lo hipnotizaba. Y, de paso, lo remitía a su propio métier. Aquel lienzo titánico de Magdalena Jitrik le hablaba, con el abono de significantes y cruces temporales, de su propia contemporaneidad. Observarlo en la intimidad le permitía, además, bucear en el imaginario cifrado de una artista y hasta establecer un relato propio con los personajes de la obra. Algo similar a lo que él mismo hace cuando idea un video. Asesorado por su prima, la ex galerista Ana Torrejón, quien estimuló su percepción y le marcó su nuevo objeto de deseo, Alberdi no titubeó: entre hacer un viaje con el excedente de su dinero, comprar muebles o adquirir esa "ventana sensible", que era otra forma de poseer un bien, se impuso el goce artístico."Viví esa compra con orgullo. Había hecho algo nuevo, audaz, y me sentía cómodo con la adquisición", evoca este socio de la productora Landia, con un Grammy en su haber, mientras desanda los pasos de lo que es hoy, y por estas horas, una pulsión de jóvenes multitudes: la compra de arte y el peregrinaje por el Barrio Joven de arteBA.Casi como una forma de militancia, Alberdi hoy atesora unas 30 obras, la mayoría de artistas argentinos coetáneos pero rechaza el mote de coleccionista. "No pienso en qué me falta para completar, cómo se articula una obra con otra ni me desvela darle un hilo conductor o ver cómo le puedo agregar valor al conjunto -cuenta Alberdi, de 38 años-. Compro lo que me gusta, de artistas amigos, de mi generación. Me siento como proyectado en lo que elijo. Pienso que está bueno invertir en experiencias pero también, tener algo que perdure".Como en su caso, tener arte contemporáneo colgado en el hogar se ha convertido hoy una suerte de credo estético y generacional. Una suerte de filosofía de vida para una nueva casta de jóvenes profesionales, curiosos, viajados, con buenos ingresos, y ansias de sintonizar con el presente, y encontrar en él la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR