El nuevo entorno global y los verdaderos problemas de Putin

La invasión de las tropas rusas en Ucrania ratifica un diagnóstico del que teníamos suficiente evidencia: ya no queda casi nada de aquel "nuevo orden mundial" unipolar, dominado por EE.UU., que había emergido tras el abrupto final de la Guerra Fría. Si bien pareció consolidarse sin obstáculos durante la década de 1990, sufrió un primer y durísimo embate con el ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. A partir de ese momento, un conjunto de errores no forzados, a veces grotescos desatinos, obligó a un repliegue estratégico de EE.UU. y sus aliados que, como pudo observarse recientemente en Afganistán, desnudó que aquellas ínfulas cuasi imperiales que predominaban cuando la democracia y el mercado eran considerados por muchos los únicos modelos posibles de organización económica, política y social estaban basados en supuestos infantiles que implicaban un profundo desconocimiento de los diversos y complejos entornos en que esos paradigmas pretendían implantarse.

¿Era lógico suponer que EE.UU. podría afianzar, junto con sus aliados, una suerte de "estabilidad hegemónica"? ¿Hubo una planificación y una ejecución apropiadas en términos estratégicos para alcanzar ese objetivo? Si se analizan fríamente las acciones de Rusia en las últimas dos décadas, tanto en su hinterland (Georgia en 2008, Crimea en 2014) como en especial en la terrible guerra en Siria, la conclusión es alarmante: más allá de los deseos imaginarios de algunos observadores y de la ingenuidad de buena parte de la opinión pública de Occidente, aquella hipótesis suponía imponer un orden imperial (militar) que ni EE.UU. ni los más fanáticos defensores de esa utopía estaban dispuestos a tolerar. Más bien lo contrario: se pretendía que estuviese basado en reglas y arreglos institucionales globales para resolver viejos y nuevos problemas de una agenda cada vez más compleja, en la que sobresalen el cambio climático, el impacto de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías de la información, los profundos desequilibrios económicos, los flujos migratorios y el terrorismo y las redes de crimen organizado.

En este contexto, y con la emergencia de China como una potencia de primera magnitud , pero con la presencia de múltiples actores de mediano o incluso limitado poder efectivo que han venido desafiando el liderazgo de EE.UU. (Corea del Norte, Irán, Turquía y hasta la arruinada Venezuela), se fue conformando un escenario apolar (y no multipolar, utopía a la que se...

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