Nueve empleados mantienen tomada la fábrica del conflicto

El trabajador hace equilibrio en la cornisa. Amenazante, "jugándose" -dice-, camina hasta abrazarse a una columna blanca cerca del techo. Mira hacia un abajo lejano, hace muecas y grita palabras indescifrables a 20 metros del piso, donde sobresalen las líneas de prensa y los agentes de infantería. Sus ocho compañeros, otros expulsados de la fábrica, acompañan con rugidos y golpes de objetos metálicos sobre el cuerpo de la enorme grúa-puente amarilla que sirve de trinchera hace casi 72 horas. Ése es el insólito escenario que estos obreros fabricaron en un intento de recuperar su trabajo.A las 22, hay pocos espacios manchados de luz dentro de la planta de Gestamp. El frío invade las instalaciones de la zona industrial de Escobar, a 45 kilómetros de la Capital. En la fábrica, acostumbrada a los aullidos de la prensa mecánica sobre las piezas estampadas (allí se produce la llamada "piel del auto"), sólo se oyen los abovedados ecos de cantos de guerra de los nueve trabajadores en la grúa y algunos bombos que resuenan en el acampe fuera de la empresa.Todo comenzó el martes a las 6.50, cuando en medio de una protesta por despidos, los empleados entraron en la planta ("ilegalmente", sugieren en la compañía), y eludiendo a la seguridad, se subieron a la grúa-puente, a casi cuatro pisos de altura. El operativo ("premeditado", según los trabajadores) dejó un guardia levemente golpeado. Desde entonces, la fábrica paró totalmente sus actividades.La falta de insumos de Gestamp produjo ya un efecto dominó en el sector y paralizó la producción en varias terminales (ver aparte). Los problemas prometen expandirse: a sólo unos kilómetros, en Pacheco, la autopartista Lear suspendió por tiempo indeterminado a 330 empleados.Pero el conflicto no es sólo por nueve despidos. En un contexto de crisis de toda la industria automotriz, en la que ya se estiman cerca de 12.000 trabajadores con problemas, los desvinculados son muchos más. Según los trabajadores, llegan a 69, "encubiertos y arbitrarios" por los apuros económicos. La empresa, en cambio, admite una "medida disciplinaria" sobre 67 personas. Es un recorte de casi 15% de la plantilla de personal.Según pudo averiguar LA NACION, el Ministerio de Trabajo bonaerense dictó una conciliación voluntaria. La empresa no aceptó. En cambio, con el aval del gobierno nacional, evalúan un plan para despegar los despidos de las dificultades del sector, una situación que hasta la misma compañía admite en silencio."Queremos...

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