Por qué la nueva y prometedora pastilla contra el insomnio no sería la solución definitiva

Los problemas de sueño suponen problemas adicionales en las personas que los padecen

MADRID.— Durante los años del nazismo, cuando se ensalzaba el triunfo de la voluntad, triunfaron los fármacos para controlar algo a lo que ni siquiera escapan los más fuertes: el sueño. El pervitin, un estimulante de la familia de la metanfetamina, mantuvo despiertos durante días a los jóvenes alemanes que se apoderaron de media Europa durante la guerra relámpago. Hitler consumía todo tipo de sustancias para mantenerse alerta y eufórico durante el día, pero pronto se dio cuenta de que manipular un mecanismo tan complejo como el del sueño tenía costes. Durante la noche, sufría insomnio y su médico, Theodor Morell, le proporcionaba tranquilizantes para dormir. Por la mañana, volvía a inyectarle estimulantes para compensar la somnolencia provocada por los fármacos de la noche anterior.

Las aspiraciones de controlar el sueño se mantienen en la actualidad . Las anfetaminas como el pervitin no son legales sin receta, pero el café, una herramienta para mantener la productividad a costa de un descanso adecuado, es la droga más consumida en el planeta. Y en el otro lado de nuestra lucha contra el sueño, el consumo de benzodiacepinas, creadas para combatir la ansiedad pero empleadas con frecuencia contra el insomnio, crece sin parar en Europa. En países como España, Portugal o Reino Unido, se toman alrededor de 100 dosis diarias por cada 1000 habitantes.

El estudio de las bases biológicas del sueño ya está ofreciendo algunas alternativas farmacológicas a estas sustancias que apagan todo el cerebro y tienen importantes efectos secundarios. Hace unos días, la Comisión Europea autorizó la comercialización de daridorexant , un medicamento dirigido a los adultos con insomnio crónico, que afecta a entre el 6% y el 12% de la población europea. Este fármaco bloquea la activación de los receptores de la orexina, un tipo de hormona que mantiene la vigilia, y permite así que llegue el sueño. En un artículo publicado en la revista The Lancet Neurology se presenta el fármaco como un somnífero seguro, que induce el sueño y lo mantiene a lo largo de la noche y que no causa somnolencia al día siguiente. Además, tampoco produciría tolerancia, algo que hace que muchos fármacos pierdan efectividad con el uso.

Odile Romero, coordinadora de la Unidad del Sueño en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, ha participado en los ensayos clínicos con este fármaco, y cree que los expertos...

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