Una nueva inequidad

Desde el 6 de agosto, el transporte de colectivos del área metropolitana será un nuevo sector con tarifas diferenciales. Algo similar a lo que http://previewln7.lnol.com.ar/1487327-el-gobierno-vuelve-a-subsidiar-el-consumo-de-gas-y-luz-en-invierno , en los que se tienen en cuenta el lugar del domicilio o el consumo de los años anteriores, el precio del boleto no tendrá nada que ver con la necesidad del usuario. Sólo importa si el pasajero tiene o no la tarjeta SUBE. Aunque se trate de monedas, se creará una nueva inequidad en los servicios públicos.Muy pocas cosas en la Argentina están tan integradas como el esquema de transporte público que comunica el área metropolitana que forman la Ciudad y el Gran Buenos Aires. Miles de colectivos y trenes van y vienen por los territorios ensamblados de las dos jurisdicciones. Ambas partes estuvieron ausentes en la discusión por las tarifas. La discusión de fondo sobre cuál y cómo es la mejor manera de transportar a los 12 millones de habitantes que viven en esta zona quedó una vez más postergada.Cuando entre en vigencia el cuadro tarifario que anunció ayer el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, http://www.lanacion.com.ar/1491689-randazzo-tarifas-transporte y penalización para todos aquellos que no la tengan. Dentro de este universo, claro está, se ubican los millones de pasajeros que suben a los colectivos urbanos en el interior y que desde hace años pagan tarifas más caras y, obviamente, no usan el boleto electrónico metropolitano para cancelar sus viajes.Con sólo tener la tarjeta SUBE se podrá acceder a viajar de Belgrano al microcentro con tarifa subsidiada. El mismo trayecto en subterráneo se pagará el triple. Lo mismo pasará con otros destinos donde conviven ambos servicios. Cualquier especialista en transporte inmediatamente explicará que por el cuadro tarifario migrarán miles de pasajeros de un servicio a otro. La cuestión política se posó por encima de las necesidades de los subsidios.Hasta 2002, nunca hubo subsidios...