Una nueva estrategia hacia China

La redistribución de poder en el sistema global es un hecho: se ha acelerado y complicado un reacomodo significativo del poderío de Occidente hacia Oriente y un reajuste notable de la influencia del Norte hacia el Sur. En esa doble intersección se ubica la República Popular China. Como consecuencia de eso, la mayoría de las naciones, vecinas y distantes de Pekín, está redefiniendo sus opciones estratégicas. América latina, en general, y la Argentina, en particular, no pueden estar exentas de hacerlo.

En los años 50 y 60, el despliegue de China en la región era limitado y controvertido. En ese momento predominaba una China revisionista y antisistema, que, simultáneamente, buscaba reconocimiento internacional por parte de diversos gobiernos y procuraba desarrollar vínculos con actores no estatales disconformes. Hoy, Pekín se acerca a América latina con recursos económicos, de manera pragmática, sin provocar a Estados Unidos y robusteciendo los lazos de Estado a Estado. De allí que el despliegue regional de Pekín resulte más moderado y en favor del statu quo ; eso favorece la ausencia de jugadores locales con capacidad de veto, como ocurrió en relación con la Unión Soviética durante la Guerra Fría. En respuesta a lo que viene ocurriendo desde la década del 90 y hasta hace muy poco, la región respondió con lo que se denomina una política de "compromiso confiable" (en clave anglosajona, reliable engagement ) hacia China.

Ahora bien, probablemente resulte adecuado que los países comiencen a contemplar una opción estratégica mixta hacia China; esto es, una política que combine aproximación con previsión. La aproximación implica que las naciones asuman la iniciativa y desplieguen un papel más asertivo en la búsqueda de lazos benéficos específicos con China, independiente del perfil presente de Pekín en la región. La previsión significa que los países estén más atentos al comportamiento de China hacia el área y en el mundo, con el propósito de evitar potenciales costos elevados para América latina, ya sea porque hay dimensiones en las que se podría estar gestando una relación excesivamente dependiente, o porque en el futuro China reoriente su estrategia internacional.

En breve, los países de la región -y la Argentina, muy particularmente- necesitan precisar su gran estrategia; esto es, esclarecer las amenazas potenciales y los dividendos eventuales para el Estado y la sociedad, y diseñar el conjunto de antídotos defensivos, por un lado, y medidas...

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