La nueva escalada de violencia racial le agrega incertidumbre a la campaña norteamericana

WASHINGTON.- Las cosas ocurren donde menos se lo espera. Famosa como "modelo de integración" entre minorías, la ciudad de Charlotte, en Carolina del Norte, quedó convertida en el impensado laboratorio de una que, a seis semanas de las elecciones, interpela al sello que quiso poner a su gestión así como a quienes aspiran a sucederlo.

El saldo de la escalada violenta ya se cuenta, por lo pronto, en las . Un muerto, dos noches de ira callejera, destrozos, heridos y decenas de detenidos. Todo, por lo que se perfila como un nuevo caso de gatillo fácil contra un ciudadano negro.

El temor se extendía anoche también a Tulsa y a Baltimore, con episodios similares y un clima que politiza tanto los hechos como las soluciones, con un halo de derivaciones difícil de desentrañar.

Si algo no quiere Obama -y seguramente Hillary Clinton, como candidata a sucederlo es nuevos enfrentamientos raciales cuando el camión de mudanza ya recoge sus cosas y se acerca la hora de hacer balance del primer presidente negro en la Casa Blanca.

Ya se decretó el estado de emergencia y se movilizaron tanto la Guardia Nacional, con sus blindados, como patrullas de refuerzo. Con Charlotte como cabecera económica, Carolina del Norte es considerado uno de los estados "clave" para el resultado de las próximas elecciones. Aporta 15 electores de los 270 necesarios para convertirse en presidente.

Tanto Clinton como el republicano Donald Trump lo visitaron varias veces en campaña. Históricamente ha sido más proclive a los republicanos, pero es de los distritos que no se dan por garantizados.

Allí las elecciones ya empezaron por el sistema de "voto anticipado" y Trump no desecha hacerse con un triunfo. No es que sea decisivo, pero el desorden de Charlotte -y todo lo que suene a fracaso de la gestión en retirada lo favorece tanto como la perjudica a Hillary.

Mientras en Charlotte se perfilaba una nueva vigilia, el temor se extendía a otras latitudes. Tanto en Baltimore, a pocos kilómetros de aquí, como en Tulsa, en el Estado de Oklahoma, en el centro sur del país, se extremaba la seguridad por hechos de similares características. Los episodios de ese tipo han sido constantes en los últimos años. Pero que eso ocurra en Charlotte da una prueba cierta de agravamiento. Con un alto porcentaje de población hispana y afroamericana, la ciudad es sinónimo de integración.

Algo que no hace honor a lo ocurrido ni tampoco a la opacidad con que, hasta anoche, se manejaba la investigación, ante el...

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